jueves, 30 de diciembre de 2010

Felices fiestas y Feliz 2011


Feliz Navidad, feliz año y feliz 2011 bloggeros, bloggeras, lectores y ¿lectoras? O_o

El primer año del blog de los Cerdos Ególatras toca a su fin. En mi opinión, con un balance íntegramente positivo y que, aunque no contamos con gran número de visitas, si que seguimos conservando la ilusión con la que comenzamos a escribir nuestros artículos de opinión, relatos, filosóficos... en definitiva, desahogando un poco nuestras inquietudes y compartiéndolas con gente que merece la pena, que es de lo que se trata.

Un saludo a todos, y a disfrutar del nuevo año, que seguro que será más y mejor que este insuperable 2010.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

TANGO



Tango, toda mi vida es un tango,




llanto amargo del paso del tiempo



amargura de un recuerdo



que vive en mi presente.



Alma errante que no quieres volver



viviendo entre sombras marchitas



son esos acertijos sin resolver



los que tornarán ocres como las hojas.



Me dueles,



se me clava un puñal cada vez que te vas


Quiéreme,



aunque sólo sea una vez más.

domingo, 26 de diciembre de 2010

ESTADÍSTICAS

Hoy es uno de esos días en el que el país se levanta de resaca, con la sonrisa incrustada de oreja a oreja ante los excesos cometidos; estos días vividos en la plena inconsciencia humana, que nos catapultan de Nochebuena a Fin de año sin saber muy bien que ha ocurrido. Llevo tiempo dándome cuenta de que algún desalmado aprovecha esta semimuerte colectiva para sacar a flote cierta información, que de hacerlo en otro momento, haría sonrojar hasta al más memo. Os cuento esto porque acabo de leer un artículo sobre estadísticas, sobre educación, para ser más concretos; y la verdad, no sé si echarme a llorar o alegrarme porque un año más seguimos estando en mitad de la tabla. Nuestro responsable en educación, preguntado acerca de este hecho, nos ha regalado, como no podría ser de otra manera, la mejor de sus sonrisas antes de soltar uno ya de sus tan socorridos discursos: recordó que todos los esfuerzos , que se estaban haciendo, por parte del Gobierno, poco a poco iban dando sus frutos. Supongo que la mayoría de la población, ajena a lo que realmente se cuece, tragarán con la milonga, como de costumbre. Pero por desgracia para una servidora, todos estos datos, no hacen más que desbordar un vaso, que hace tiempo, que está muy lleno; y lo sé bien, porque lo mamo día a día a través de mis hijos, que aún están en edad escolar. Año tras año voy viendo como desciende el nivel exigido, como merman los contenidos de carácter cultural e intelectual y se malgasta el tiempo lectivo en intentar corregir a unas criaturitas abandonadas por sus padres, en manos del estado. Siento como se diluye la esencia de lo que algún día fue la escuela: esa institución creada sólo para la transmisión de conocimientos y el amor hacia la cultura. Ahora, gracias a todos, la hemos destrozado, convirtiéndola en una guardería permanente donde alojamos a nuestros hijos para poder ir a trabajar, donde los maestros, a excepción de unos pocos, descuidan su profesión por el hastío y, otros, porque están cansados de hacer el trabajo que tendrían que hacer entre tres colegas. Hace años, acudí a una cita con un médico, y tras exponerle un montón de quejas sobre el tiempo que llevaba esperando por aquella consulta, me cerró la boca cuando me dijo, que yo para la Seguridad Social sólo era un número dentro de un ordenador, que no servían de nada mis protestas. Hoy  soy consciente, de que nuestros niños, estos que mañana serán nuestro futuro, son simplemente una estadística: un amasijo de números y de letras, apelotonados como borregos, fáciles de dirigir y de engañar. Ahora entiendo porque nuestro ministro está tan contento.

LES, Antena 3 y el cierre de webs.

No soy yo muy de televisión, pero estaba viendo una película hace escasos minutos, cuando me encuentro que en la publicidad (sí, en Antena 3 creo que la publicidad es la programación que ocupa más del 60% del tiempo de emisión diario) hacen apoyo a la no aprobada ley antidescaragas.

¿Por qué? ¿Qué gana con esto Antena 3?
Para dirigir la opinión de la gente hacia esta ley, dicen que el año pasado han cerrado 150 salas de cine por las descargas ilegales.
¡¿Por las descargas ilegales?! Hay que tener cara.
Vale, de acuerdo. Estoy seguro de que últimamente han cerrado en España 150 antiguas y pequeñas salas de cine. Pero no por las descargas ilegales... como mencionan estos cierrabares.
El caso que mejor conozco es el de la zona de Ferrol-Narón. Abrieron recientemente un centro comercial con unos multicines de gran calidad y, efectivamente, viejas salas de cine, la mayoría, desaparecieron.
En A Coruña el caso en los últimos años es más sangrante... yo creo que hay unos 6 centros comerciales nuevos, todos con sus preciosas y enormes salas de cine. ¿Pues bien? si cerraron 150 salas, abrieron 1500, así que no vengan a tocar las p...
¿Quién le paga a Antena 3 para hacer esta publicidad? Otra cadena "pal saco" de tele 5... qué asco.

Bueno, uno que no vuelve a encender la tele...

sábado, 25 de diciembre de 2010

La dispersión de Rayleigh

- ¡Corre, corre! - dijo mientras me soltaba la mano y comenzaba a trotar hacia una zona de monte bajo. ¡Mira como salta!, acaso no son encantadores estos animalitos - se emocionaba espiando a un conejo que comía algo de hierba entre los matorrales.

A las afueras de la ciudad, rodeando el río, existía una amplia zona verde que funcionaba a la vez de maquillaje para la polución de las fábricas cercanas y de refugio para tortolitos que buscaban algo de intimidad. El ayuntamiento para lavar su cada vez más empobrecida imagen había habitado la zona con algunos animales, con los que pretendían demostrar que la ciudad estaba limpia de contaminación y el aire era puro. Y lo cierto es que por la postal de aquel día lo habían conseguido. El paisaje posaba idílico, con el sol brillando en lo alto y ni una sola nube a la vista.

- No es maravilloso poder disfrutar de un día así. Que romántico. Mira el cielo, ¿nunca te has preguntado por que es azul?. - sonreía y miraba hacia arriba utilizando la mano como si fuera una visera.

Yo que tenía cierto conocimiento en el campo de la física había leído recientemente algunos de los estudios del barón Rayleigh, premio Nobel de física en 1904. Concretamente me había interesado especialmente por la "Dispersión de Rayleight", que explica que la luz es dispersada cuando el tamaño de las partículas es similar o menor a la longitud de onda, y eso explicaba en cierta medida que el cielo sea de color azul. La longitud de onda más corta de la luz azul dispersará más que las longitudes de onda más largas de la luz verde y roja.

El caso es que estaba colocándome el nudo de la corbata y aclarando la voz con un suave carraspeo dispuesto a disertar sobre Rayleigh, el cielo, la luz azul y su longitud de onda, cuando de repente ella se adelantó y selló mis labios con su dedo índice.

- Cállate tonto. No digas nada. - entonces separó su dedo de mis labios y me asestó uno de esos besos de película, de los que echaban el telón en los cines de antes. En aquel momento se me pasaron muchas cosas por la cabeza, era nuestro primer beso. Alomejor, otro día dejo que me interrumpa sobre la "Dispersión de Mie" y el porqué de que las nubes sean blancas.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Ley de Economía Sostenible, Sinde y el cierre de webs.

La Ley de Economía Sostenible (LES), donde se encontraba la famosa Ley Sinde, fue finalmente rechazada encontrando solamente el apoyo del partido socialista en la votación (18sí/20no/1ns-nc).
¿Qué significa esto? Pues en principio que podremos seguir disponiendo de páginas de descargas donde los usuarios compartan sus archivos, al menos un mes, ya que parece ser que esta ley será revisada el próximo mes de enero.

Veamos un poco de lo ocurrido últimamente... El pasado domingo, diversas páginas de descargas, las cuales registran una sexta parte (si recuerdo bien) del tráfico total en internet en España, pausaban sus funciones habituales para mostrar el siguiente mensaje contrario a la citada ley:
Por otro lado, tras la votación de la ley, algunas de las distribuidoras cinematográficas ofrecían su versión de la queja:

Bueno, tras leer o ver noticias con respecto a esta ley en diferentes medios de comunicación, me he hecho una pequeña opinión del tema que es la que sigue.

martes, 21 de diciembre de 2010

Tomadas las calles


Dioses y diosas del Olimpo
varados en la orilla del olvido
sirenas enmudecidas
persiguen al navegante perdido
lobos asustados
que se esconden tras el cristal.

El horror del niño que corre descalzo
tras su estómago vacío
ocupan ahora sus cuencas
dos enormes zafiros.

Tomadas las calles
por famélicas golondrinas
jaurías desesperadas
que ahogan sus gritos.

Arrancaré vuestros ojos
para que podáis ver
  daré vida a vuestros corazones inertes
y podréis sentir, querer, pensar...ser.


lunes, 20 de diciembre de 2010

Inspiración profunda, espiración ruidosa

Hay tardes de esas en las que no pasan las horas, las agujas del reloj pesan como si fueran de plomo y su histérico tic - tac parece deshacer el camino andado. Hay tardes a las que les crecen telas de araña, se llenan de polvo como los trastos viejos y su color amarillo recuerda al de periódicos olvidados. Hay tardes a las que se les oxida el aire, que peinan canas y a las que no hay maquillaje que les disimule las ojeras. En definitiva, hay tardes de esas que apestan a alcanfor y naftalina.

sábado, 18 de diciembre de 2010

La Catedral

Hace algún tiempo ya que llegué hasta aquí, con mi mochila a cuestas, llena de historias, de esperanzas y de anhelos; y también con las penas y tristezas del que viaja por el mundo de un lugar a otro. La obra, aunque en cimientos, ya mostraba su majestuosidad, y sin poder apartar mi vista de ella, día tras día me acercaba a ver como sufría pequeñas variaciones. Había algo en ella que me atrapaba, que seducía cada uno de mis sentidos, que zarandeaba el fino hilo que separa la cordura de la locura. Entonces, sucedió: una mañana el capataz de la obra se me acercó y me ofreció  participar en la construcción. No me sentía con fuerzas de hacerlo, pero en cambio, no podía resistir la tentación de no ser partícipe. En aquel mismo momento, abrí mi atillo, y desempolvé mis pocas herramientas, que comenzaban a oxidarse por la falta de uso. Al principio, mis torpes dedos, no eran capaces de moldear la piedra como yo quisiera, pero luego, a medida que pasaban los días y las semanas, todo aquello que había aprendido volvió a surgir como si siempre hubiese estado ahí. Me siento feliz, tras casi un año de arduo trabajo, la obra avanza, y comienzan a perfilarse en el horizonte todos nuestros sueños. Mientras golpeo el martillo, cada cincelada que doy, una palabra se escribe en algún lugar de la historia, se eleva una voz que quedará grabada en la mente de aquellos que en un futuro admirarán nuestra obra. Estoy seguro. Desde ahora, esta es nuestra casa: porque nos merecemos el reconocimiento de haberla creado, nuestra, porque es la morada filosofal que creamos aquí en la tierra. Pero sobre todo, también es vuestra casa, y la de todos aquellos que la visitáis, y la visitaréis en un futuro. Esta será la catedral de nuestros sueños; seguiremos luchando bajo el amparo de su bóveda, y nos dejaremos guiar por la luz que entra por sus ventanas. Pero, hasta que esto suceda, aún queda mucho trabajo por hacer: la piedra es dura, y en ocasiones, sólo la fuerza de las herramientas no es suficiente para ablandarla, es entonces, cuando debemos echar mano de ese conocimiento, de las enseñanzas ocultas tras los altos muros de la ignorancia. Sin embargo, sólo soy un peón, un simple aprendiz de obra, al que le quedan muchos peldaños que subir,  para alcanzar su meta.

jueves, 16 de diciembre de 2010

El fútbol de los 90

El fútbol no se detiene. A cada minuto que pasa, el balón encumbra a nuevos ídolos y en algún rincón del mundo miles de aficionados gritan el último gol de su equipo. Cada vez son más jóvenes esos chicos que nos maravillan con su habilidad para controlar el balón, regatear al rival y chutar al fondo de la portería. En los últimos años cambiaron muchas cosas, los esquemas tácticos, los métodos de entrenamiento, la velocidad del juego o incluso los estilismos. Pero hay algo que nunca cambiará: la ilusión, la emoción, los sentimientos, el latido de la grada ... eso es algo perenne. Por eso en nuestra memoria siempre habrá un hueco para el recuerdo de aquella tarde de los 90, cuando aquel balón besó la red ¿te acuerdas?

martes, 14 de diciembre de 2010

La calle

Recuerdo cuando pisé por primera vez aquella calle. Era un joven forastero lleno de miedos en una ciudad grande y desconocida. Me abrumaba el rápido trajín de aquellos hombres y mujeres, enfundados en sus gabardinas de color marrón, ataviados con sus aparatosos paraguas, sorteando los charcos con destreza. Recuerdo que era invierno y que llovía a mares.

Yo permanecía inmóvil en el medio de aquel hormiguero, bajo la lluvia, con una maleta en cada mano. Mientras pensaba si entre tanta gente habría un sitio para mi, recibía empujones y alguna reprimenda. Durante unos segundos me miraban entre furiosos y extrañados, luego sus mentes se volvían a ocupar de sus asuntos, y en sus pupilas se reflejaban el novio que mira nervioso el reloj en la puerta del cine, los hijos que esperan a la salida del colegio, el examen que no se han preparado o el rosario de la misa de seis.

A mi nadie me esperaba al otro lado de la calle, era un recién llegado. No había ni novia, ni hijos, ni examen. No tenía que visitar el templo a media tarde para rezar los misterios del rosario. Mientras el resto permanecían ajenos, corrían de aquí para allá, sin prestar atención al marco donde se desarrollaban sus alegrías, sus penas, sus ilusiones, sus melancolías. Yo no podía despegar los ojos del lienzo que servía de fondo para la función, de mi única amiga en aquella ciudad, de la propia calle.

Con el tiempo, ya van diez años desde aquella primera visita, uno tiende a ir convirtiendo la calle en una postal más. Cada vez que acudo a una cita, que voy a la universidad a hacer un examen, que acompaño a algún amigo a recoger a sus hijos al colegio, o que paso por delante de la iglesia. Cada una de esas veces la postal se congela un poco más, hasta que un buen día recuerdas la calle exactamente igual que hace diez años.

Enhorabuena. Ya eres uno más, vistes una gabardina marrón que te cubre hasta los tobillos. Como ahora mismo no llueve el paraguas de tu mano derecha lo empleas a modo de bastón, mientras sorteas los charcos por miedo de mojarte los pies y coger un resfriado. Es invierno y ha anochecido temprano, pero hoy no has quedado con nadie y por la mañana te han avisado que se pospone un par de días tu cita con el dentista. Al contrario de otras veces caminas sin prisa y con la cabeza levantada. No llevas una ruta fija y ni tan siquiera sabes cual es tu destino, te guía el instinto. De repente tuerces una esquina, y bajo la luz de los faroles te parece ver a una vieja amiga. Hacía tiempo que no la veías, y te acercas para comprobar que es ella. Efectivamente es ella, notas que ha cambiado muchísimo, pero sigue estando preciosa.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Aprendiendo a vivir

Hace unos días que Mario empezó a ir al cole. Bajo su anorak rojo, escondido, su amigo del alma, su compañero de juegos de siempre. De repente, su mundo conocido ha desaparecido, las alas algodonadas de mamá han decidido separarlo de ella, y todo el mundo a su alrededor se empeña en que debe hacer amigos. No entiende por qué habría de hacerlo, y mientras piensa en ello, se dirige a su rincón, abrazado a su osito de peluche, buscando en el suelo la seguridad que se le escapó de los bolsillos del mandilón. De vez en cuando levanta su cabeza, y con la mirada perdida observa a aquellos seres, que al igual que él, han dejado allí abandonados. Estoico, permanece en esa esquina como si se tratase de un pilar maestro que sujeta al universo, esperando que la música de su liberación suene. Sale al patio, y se aleja de la algarabía de las otras pequeñas fierecillas y provisto de una pequeña pala, se dirige otro día más hacia su agujero, ese que por más que cava no tiene final, y aunque hace tiempo que lo sabe, le da igual. Sin embargo un buen día algo diferente sucede: la niña espigada que se sienta en la mesa de las cerezas cruza todo el patio, y se dirige a su encuentro. Mario siguió dedicado plenamente a su labor, y no le prestó ni la mínima atención; a ella parecía no importarle demasiado aquel desplante y permaneció en silencio a su lado. Al cabo de un rato, Nerea rebuscó concienzudamente dentro del bolsillo del pantalón, y con cierta dificultad fue capaz de desembarazarse de aquella abertura que parecía querer tragársela. Cuando abrió su puñito, dos caramelos diminutos aparecieron por arte de magia, y con la misma presteza que metió uno en la boca, le ofreció el otro a su compañero. Entonces Mario dejó de cavar, y con aquella mano cubierta de tierra agarró el dulce que le ofrecía la niña. Durante unos minutos los dos se miraron, se observaron minuciosamente, estudiando cada detalle que les parecía interesante; sin embargo aquel embelesamiento les duró, más bien poco; la sirena que sonaba con fuerza los reclamaba, de nuevo, a sus quehaceres, y la maestra no paraba de dar palmadas intentando reclamar su atención. Pero Mario y Nerea habían decidido que no iba con ellos, estaban en el lugar adecuado haciendo cada uno lo que quería, ¿por qué habrían de obedecer? La "seño" tardó  sólo unos minutos en darse cuenta de que faltaban pollitos en su corral, y salió toda alborotada a buscarlos al patio. Y allí seguían, con sus miradas perdidas en el cielo, buscando el castillo que acababan de construir. Pero algo había cambiado, ya nada volvería ser como antes, y ellos lo sabían. Se miraron otra vez, y en aquellas caras regordetas se dibujó una sonrisa. Mario agarró la mano de Nerea, y juntos, decidieron enfrentarse a su destino.

domingo, 5 de diciembre de 2010

El color de la vida

Hace años asistí a una exposición de pintura, que en verdad tenía una particularidad, y es que las obras allí expuestas correspondían a una escuela de pintura. Una vez terminé de revisar todas las pinturas, advertí que había varias iguales, pero en cambio todas eran diferentes. Me explico: era un bodegón, pero la textura, la luminosidad, y los colores que presentaban aquellas pinturas eran totalmente diferentes. Me acerqué a la organizadora del evento, que a la vez era la profesora de aquellos nuevos talentos, y le pregunté acerca de mi hallazgo. Ella, llena de sabiduría, me miró y me dijo: es lo normal. Me quedé estupefacta ante aquella respuesta, y aprovechando la amistad que nos une, le volví a preguntar y le pedí, dada mi torpeza, que se explayara un poco más para que yo pudiese entenderlo. A veces, me dijo, hay ciertas láminas que tienen  mayor éxito que otras, pero además los bodegones resultan ser fáciles para quienes comienzan su carrera como artistas. Por otro lado, que todos tengan colores diferentes...y le corté a media frase porque creía tener la respuesta. No saben mezclar los colores, solté toda llena de razón. Enseguida comprobé que estaba equivocada. El problema no radica ahí, es mucho más fácil, y es que cada persona tiene una percepción diferente de los colores, me contestó. A excepción de los daltónicos, que tienen un problema en la visión, los demás diferenciamos un amarillo de un verde, todos vemos un rojo, la diferencia estriba en que unos lo ven anaranjado, otros magenta, otros rubí....

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Il Mondo Cantabile


Gente; interesada, envidiosa, traidora... almas impías que arrastran la pena y el dolor entre quienes los rodean. La vida, un teatro de marionetas con ansias de humanidad, una ópera de aullidos, de famélicos alaridos al compás de una orquesta infernal.
Grotesca sinfonía en do menor, el menor de los males mayores. Os la dedico, a todos lo que un día me habéis hecho daño, gracias.

martes, 30 de noviembre de 2010

Y ruede la rueda ...

Las sirenas de los camiones de bomberos y de los coches de la policía, a veces interrumpidas por alguna ráfaga de disparos, se convirtieron en la banda sonora. El humo, el olor a goma quemada, a napalm y a gasolina sustituyó al aire que respiraban. Sus ojos empañados por las lágrimas, se convirtieron en unas tristes lentes a través de las que ver la realidad. El sabor a tierra del agua sin depurar limpiaba el gusto a sangre de sus paladares. Su piel curtida como el cuero ya no respondía ante las caricias, solo sentía los arañazos, lo golpes, las quemaduras de la metralla. En aquella ocasión los cinco sentidos eran la peor de las pesadillas.

domingo, 28 de noviembre de 2010

LA VERDAD

Cómo voy a ver más allá, si no soy capaz de verme a mi misma?

Cómo voy a entender a los demás, si no me entiendo ni a mi misma?

Cómo podría amar, querer o pensar?

Tendré que buscar la verdad...de momento sigo ciega.

jueves, 25 de noviembre de 2010

ESPERO

Aquí espero
arañando monedas,
acariciando la arena
que se escapa entre mis dedos.
Aquí espero
el calor de las mañanas,
viviendo esa vida
que escapa de los sueños.
Aquí espero
mirando esos mares,
recorriendo presta el andén
que ve partir su último tren.
Aquí espero
a que salga la luna,
queriendo pensar tu mirada
bajo la sombra del viento.

martes, 23 de noviembre de 2010

ORGANIZACION APARENTE

Una palabra es cada uno de los segmentos limitados por pausas o espacios en la cadena hablada o escrita, que puede aparecer en otras posiciones, y que está dotado de una función, esto siempre según la definición tradicional
Uno más uno son dos según el razonamiento lógico matemático. Siempre ha sido así, en ambos casos hemos intentado organizar algo que aparentemente es fácil.

Y digo que es fácil, por que en estos dos ejemplos se reduce a la más ínfima definición lo que nos llevaría, creo, que algún libro entero.
La palabra, por ejemplo, tiene asignadas varias funciones: nombre, adjetivo, verbo....pero no podemos quedarnos en esto que nos han enseñado desde niños. La palabra es un ente en si mismo, no sólo un concepto lingüístico. Entonces tendríamos que pensar que denominamos primero, si el objeto o el concepto. Existirían las mismas palabras si nosotros no fuésemos como somos, ¿ por qué no usamos el mismo lenguaje que en el principio de la evolución? Porque tienen vida propia, porque crecen y se desarrollan con nosotros hasta que la muerte nos hace desaparecer a ambos. Para luego resurgir en nuevos humanos con nuevas palabras.
Y los números ¿ por qué habrían de ser diferentes? organizan nuestro caos de la forma más simple, supongo que hacerlo de otra manera, volvería más loco al mundo si cabe. Encontré un buen ejemplo hace unos pocos días. Cuando os peguéis una ducha, acercaros al espejo y poned atención en las gotas de vapor que se deslizan por él. Escoged dos. Cada una de ellas emprenderá su camino en solitario hasta que en un momento determinado sus caminos se encuentren y se unan formando una sola.

La calma es aparente, no hay manera de organizar el caos.

lunes, 22 de noviembre de 2010

El caos en el desayuno

Esa cosa extraña y abstracta llamada destino. No puedo negar que haya pensado en ello en algún momento de vida. La cantidad de factores que influyen en aquello que pasa por nuestra cabeza hacen que las más extravagantes ideas tomen forma. Tendréis que perdonarme.

Sin embargo aquello que llamamos destino responde más a la teoría del caos que a algo predeterminado.

Somos tan solo un conjunto de casualidades en esta enorme red social que llamamos mundo. Y estas manejan hasta el más ínfimo detalle de nuestras vidas.
.

domingo, 21 de noviembre de 2010

UNA PARTIDA DE AJEDREZ(XIV)

Cuatro hombres descendieron del vehículo, que acababa de estacionar delante de la casa de Tomás, y se dirigieron a la entrada. El anciano parapetado tras las cortinas de su dormitorio, se dirigió a su encuentro. Había llegado el momento que llevaba esperando largos años. Sabía que algún día sucedería, y estaba preparado para ello, pero en su fuero interno algo había mantenido encendida la llama de la esperanza. Aunque tenía la certidumbre de que algún día podrían dar con él, de que en algún momento incluso tendría que entregar su vida a cambio, aquellos veinte años le habían parecido poco tiempo. Cuando llegó al piso de abajo, aquellos cuatro desconocidos le estaban esperando en el salón. Uno de ellos, permanecía sentado en una butaca, los otros tres revolvían los cajones, destripaban sus estanterías y tiraban al suelo cada objeto que se encontraban a su paso. Apoyado en el quicio de la puerta, observó con estupor como destruían todo aquello que llevaba reuniendo toda su vida. Allí entre montañas de papeles y portafolios, de libros y agendas, cada uno de aquellos elementos conformaba todo lo que había sido su vida: la investigación. Desde muy joven sintió la necesidad de descubrir que había tras la historia que permanecía escrita en los libros, algo le decía que lo realmente importante nunca se había escrito, o por lo menos, no con la suficiente veracidad. Aquellos pensamientos, llegaron a convertirse en una obsesión que lo recluyeron en su casa entre montañas de lenguas muertas, de jeroglíficos, nadando entre el mar de la alquimia, de la ciencia y la brujería. Buceando en libros mágicos y prohibidos, al final, creyó haber puesto un poco de orden en aquel mundo caótico. Y ahora había llegado el momento de pagar por todo ello, no le asustaba morir; en su cara se dibujó una media sonrisa al sentir como el frío metal se hundía en su carne. Aquellos pobres incautos desconocían que Tomás sólo buscaba la liberación.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Volviendo a casa, un día más.

Camina, exhausto, de vuelta a su casa. Como un autómata, gira calle tras calle y esquiva a la gente. La noche fue larga, poco sueño, mucho trabajo, varios cafés... la tormenta golpeando los cristales.
Mientras estas ideas cruzan su cabeza, nota que desde hace rato no es consciente de sus movimientos. Su mente, a la espera de un descanso que no llega, parece haber parado las máquinas y dejado en funcionamiento solo lo esencial.
Nuestro incauto ojeroso, en un acto de desdén, cabeza gacha y manos en el bolsillo de la gabardina, decide encomendarse a tres millones de años de evolución y continuar su camino casi dormitando.

Solo necesita descansar, llegar y apagar las máquinas, por suerte, es fin de semana. Pero antes, solo una cosa, entre tanto trabajo, esfuerzo y voluntad, entre las espinas una rosa. El viajero se ve a sí mismo lleno de rasguños, con sus ropas hechas jirones, falto de fuerzas. Camina entre las zarzas y se pincha, tropieza con piedras que lo derriban, pero siempre se levanta y nunca flaquea su voluntad. Día tras día camina descalzo sobre clavos ardiendo y aún así se considera el único hombre afortunado. Siempre da lo máximo y vuelve exhausto a casa, deseando tomar una pequeña siesta, pero antes, solo una cosa, lo que hace que todo merezca la pena, antes quiere verte sonreír. Sí, a ti. Quiere ver tu sonrisa, acariciarte y rozar tus labios con los suyos. Quiere ver esa sonrisa que le transmite serenidad, fuerza, valor. Esa sonrisa que hace que su pecho dé un brinco cada vez que cierra los ojos y se la imagina.

Entre cavilaciones, continúa nuestro viajero su camino diario de vuelta a casa. Esboza una sonrisa, aprieta el paso... su encantadora rutina diaria.

UNA PARTIDA DE AJEDREZ (XIII)

Durante varias horas, Matías le relató, pormenorízadamente, a Carla como habían llevado a cabo aquella investigación, y como había llegado a manos de Inés, las primeras figuras.
- Claro, ahora entiendo. Aquel libro que me enseñaste, aquel...en el que hablaba de un ajedrez mágico.
- Si, - dijo Manuel meneando la cabeza- el ajedrez de Carlomagno.
- Entonces, tú lo sabías todo. Me has engañado desde un principio.
- No exactamente - apuntilló Matías. El día que te encontré, salí en tu busca porque tu padre me llamó para pedirme un favor. Sólo me dijo que una chiquilla estaba a punto de salir del psiquiátrico, que necesitaba que me ocupase de ella durante un tiempo. Pero jamás mencionó que eras su hija. Lo descubrí momentos antes de que tu entrases en la habitación, con la barra de hierro en las manos.

martes, 16 de noviembre de 2010

Seguro

Sólo somos sombras de lo que hemos sido, sin embargo, somos el sol que proporcionará la sombra que seremos.

Y si acaso esto no es así, que venga Dios y me lo rebata. Hasta aquí me permite ver mi ego.

UNA PARTIDA DE AJEDREZ (XII)

Carla se quedó estupefacta. La barra de hierro, que aún permanecía en sus manos, fue deslizándose poco a poco entre sus dedos, hasta que se desprendió definitivamente, y cayó al suelo. Manuel descansaba sobre la butaca que había al lado de la chimenea; con un pañuelo secaba el hilillo de sangre que brotaba de su nariz.
- Ven - le insistió un par de veces Matías, siéntate aquí a mi lado.
Carla obedeció. Como si de un autómata se tratase se dirigió hacia la cama, y se sentó allí, donde el anciano le estaba indicando. Su mirada opaca y vacía permanecía fijada en el infinito; en algún punto de aquella pared que tenía enfrente, un agujero negro parecía querer tragársela. Matías acarició su pelo delicadamente, con un par de dedos separó los mechones que se le metían en los ojos, en un último intento por arrastrarla de nuevo a esta vida.
- Ya sé que ahora mismo no tienes ganas de hablar - volvió a decir el viejo - pero debes de escuchar a Manuel. Deja que te cuente todo lo que ha ocurrido estos años...
- ¿Qué le deje qué? - lo interrumpió estrepitosamente.
Manuel, cojeando, se levantó de la butaca y se dirigió hacia la cama. De camino agarró una silla que colocó frente a Carla.
- Escúchame, por favor - le suplicó Manuel. Entiendo que estés enfadada, incluso entiendo esa mirada de odio. No he venido hasta aquí para recuperar estos veinte años perdidos, ni para ocupar ese lugar de padre que nunca ocupé. Sólo he venido a prevenirte, a ocuparme de ti para que ellos no acaben contigo.
- Dame una sola razón para que te crea. Tras todo este tiempo, sin saber de mi, ¿ahora sientes la vena paternal y quieres cuidarme? No te puedo creer. No os puedo creer. Me voy - y levantándose se apresuró a abandonar la habitación. Manuel la sujetó por un brazo, impidiendo que abriese la puerta. Carla se giró y levantando el puño en alto, lo dejó caer sobre la cara de su padre, intentando así zafarse de su captor. Al no conseguirlo, Carla se dejó caer de rodillas en el suelo, y se echó a llorar. Manuel se sentó a su lado y la abrazó, dejó que ella recostase su cabeza en su hombro, y durante un buen rato permanecieron así hasta que Carla dejó de sollozar.

viernes, 12 de noviembre de 2010

EXTREMODURO - La vereda de la puerta de atrás (Letra incluida)

A falta de inspiración os dejo aquí esta poesía hecha canción. Creo que es toda una obra de arte, como todo lo que escribe este hombre. Espero que os guste:)

Querido Papá Nöel

Querido Papá Nöel:

                             Ya sé que es pronto para enviarte la carta,  pero hoy al ir al hiper me ha embargado ese no se que, al ver los adornos navideños. No puedo remediarlo, rememoro con nostalgia aquellos años en los que esperaba con ansiedad que tuvieses buena voluntad y dejases algo en mi casa. Hoy, por más que quiero, no puedo más que rasgarme las vestiduras pensando que dentro de quince días comenzará de nuevo, un año más, la vorágine navideña. Reconozco que siempre he disfrutado y participado de ella, pero en cambio este año, no puedo. Al igual que la burbuja inmobiliaria, una alarma ha estallado en mi cabeza, iluminando a cada paso que doy, toda muestra de insensatez. Las estanterías llenas de juguetes nuevos, con esas caritas relucientes y recién salidos de la peluquería me han recordado a esas criaturitas saharauis que jamás volverán a ver a sus padres, y a los keniatas que se mueren de hambre, mientras aquí tenemos peluches que hacen caquitas. Siempre creí que la mayoría de la gente no pensaba en estas cosas porque sucedían demasiado lejos de sus confortables hogares. Pero que equivocada estaba. Llevamos dos años inmersos en una crisis, que sin poder ser comparable con la 1929, es la más dura que hemos conocido, y que hacemos, girar la cara para no verlo. El paro sigue aumentando, la inflación, los impuestos, cada vez se decretan más leyes a golpe de martillo...y nosotros qué hacemos, girar la cara para no verlo.

Querido Papá Nöel, como este año he sido muy buena quisiera pedirte una cosa, porque jamás lo he hecho.
No podemos seguir siendo como los monos de Gibraltar. No pueden volver a encadenarnos, después de lo mucho que algunos han luchado, no pueden ensordecernos matando mosquitos a cañonazos, y sobre todo no pueden callarnos cortándonos la lengua como hacían los egipcios a sus esclavos.

Sólo te pido que repartas cordura, supongo que así lo demás vendrá rodado. Y otro año más, como buena celta adornaré el árbol y protegeré mi casa con muérdago, como lo hacían antaño. Reuniré a mi familia, daremos la bienvenida al invierno y al año nuevo acordándonos de los que ya no están. Y otro año más, seré feliz de nuevo, porque eso es la Navidad.

Un beso,

                     fini.

martes, 9 de noviembre de 2010

ASESINOS

Durante la Segunda Guerra Mundial, como ya sabemos todos, se perpetraron crímenes de todo tipo. Siempre me llamó la atención, lo cruel que puede llegar a ser el hombre amparándose en la orden de un superior, pero lo que realmente me aturde son los experimentos que se llevaron a cabo. Hace poco oí hablar de uno que me chocó. A un recién nacido lo operaron de tal forma que no conciliaba el sueño y tampoco dejaba de llorar. Lo encerraron en una habitación con una mujer a la que le habían arrebatado sus hijos. Al cabo de un rato, la mujer se apiadó de aquel bebé y lo arropó entre sus brazos; lo acunó, le cantó, le dio de mamar y luego lo limpió. A pesar de todo lo que hacía la criatura no dejaba de llorar. Al cabo de tres días, la mujer enloqueció, y aplastó la cabeza de aquel bebé contra una pared. Cuando la sacaron de allí, y le preguntaron porque lo había hecho, ella sólo respondió que no podía soportar más aquel llanto.

La desesperación, la impotencia, el propio instinto de supervivencia nos convierte a todos en potenciales asesinos. Quisiera pensar que la noticia que salió en todas las televisiones nacionales, la de una mujer que ocultó su embarazó y luego acabó con la vida de su bebé, se debe a todo esto.

Me aterra pensar que sólo lo ha hecho por puro egoísmo.

lunes, 25 de octubre de 2010

Un monstruo... ¿extraterrestre?

A sus pies se extendía un nuevo mundo, en apariencia indomable. Cualquier convicción anterior que en él hubiera podido perdurar, fue aplastada por el desproporcionado peso de una realidad crecientemente hostil.

Según había podido comprender, todo lo que conocía, aquella enorme roca que recorría el espacio a unos treinta kilómetros por segundo y que albergaba toda forma de vida, no era más que una manzana en un cesto, olvidada, que amenazaba con pudrir mientras era devorada por el más insaciable y monstruoso de los gusanos: el dinero.

Al parecer, aquel dinero, en principio, creado por un hombre con grandes aspiraciones divinas, tomó vida propia. Creció imparable a la vez que, amaestrado por la avaricia y la falta de escrúpulos, desarrolló una perversa inteligencia. Manipulaba a su creador haciéndose ver manso, mientras que a sus espaldas se alimentaba  de otros hombres. Daba poder a unos pocos para poderse comer al resto... el dinero era feliz. Eran tiempos dorados, un pasado mejor...

El dinero era como una nube que se dejaba arrastrar por el viento hacia donde este dictase. Hoy aquí, mañana allí. Un nuevo ciclo económico comienza en una nueva región, la anterior ya ha sido digerida. La nube da paso al huracán y después la calma; la calma y la muerte. Un desolado páramo; tranquilidad, al fin.

Así se le figuró el mundo en aquel instante... un monstruo imparable apurando los últimos mordiscos de una pequeña manzana podrida.

Se dice que si introducimos una determinada especie animal en un nuevo hábitat, un hábitat en el que ésta pueda adaptarse, reproducirse, si cabe en grandes cantidades, podría crearse un desequilibrio en ese hábitat. La especie intrusiva proliferaría de forma alarmante, se alimentaría de otras especies, digamos, autóctonas del hábitat, e incluso podría llegar a extinguir a algunas de ellas.
Pues bien, creo que no es necesario explicar la comparación... esto está hecho y es imparable, tiene vida propia, ajena a cualquier deseo humano... ¿y ahora qué?

sábado, 16 de octubre de 2010

TRES



EL HOMBRE

El hombre es el primer vértice de esta historia, y de todas las historias que se han contado a lo largo de los tiempos, y también de todas las que quedan por contar. Sin él, a pesar de todas sus virtudes, y también de todos sus defectos, nada tendría sentido. Bueno, si lo tendría; pero sin la capacidad de pensar o de razonar ¿a qué otro ser le interesan las historias?

EL MIEDO

El miedo es nuestro segundo nexo de unión. Sin él, seguramente, el mundo no hubiese sido de la misma manera. Es el único sentimiento que queda memorizado dentro de nuestra secuencia genética, y así ha ido pasando generación tras generación hasta llegar hasta nosotros. De hecho, esto explicaría por qué en algunos seres humanos es desproporcional al tiempo en el que vivimos.  Esta alerta mental, que disparaba nuestra adrenalina cuando habitábamos las cavernas, y que gracias a ella,  mantuvimos la especie, hoy en día, en algunos casos, puede conducirnos a la muerte.

LA PIEDRA

Por último, la materia inerte. El último punto que conforma este triángulo. Como parte del planeta que nos alberga, siempre se ha mostrado pura, abierta a nuestras intrusiones, a nuestros caprichos. Sólo algunos, han sabido ver más allá, dándole ese lugar en el mundo que bien se merece.

martes, 5 de octubre de 2010

INTELIGENTES

Tengo la extraña costumbre de acostarme con la radio encendida. Disfruto de ese rato, malgastado por la mayoría de los mortales en contar ovejas. Pues a veces topo con algún programa interesante; esta noche fue una de ellas. Cierto filósofo griego aseguró que somos inteligentes porque tenemos manos, a lo que otro apuntilló que estaba equivocado: que tenemos manos porque somos inteligentes. En este punto, me quedé anonadada, básicamente porque jamás se me hubiese ocurrido pensar en ello. ¡Cómo se nota que estos no tenían hipoteca!
Si nos remitimos a nuestros primeros antepasados, es fácil comprobar, que quién tiene razón es nuestro primer filósofo. Uno de los primeros rasgos que nos diferenció de los primates, es el quinto dedo. Gracias a ello, aunque teníamos el cerebro poco desarrollado, creamos las primeras armas y utensilios. Nuestra mano, a diferencia de los otros animales, podía agarrar. Pero en cambio, si que es cierto, que para ser consciente de que tenemos manos, necesitamos cierto grado de inteligencia. Con lo cuál tendríamos que darle la razón al segundo de nuestros filósofos. La prueba la tenemos en los niños de corta edad. Hasta los dieciocho meses cualquier bebé no es capaz de reconocerse delante de un espejo, y no es hasta pasados los cinco años que somos capaces de reconocer las distintas partes del cuerpo, y a partir de aquí vamos siendo conscientes de ello, es decir, a medida que nuestro desarrollo intelectual avanza.
No se que pensáis vosotros, pero yo, no soy capaz de ponerme del lado de ninguno.

viernes, 1 de octubre de 2010

UNA PARTIDA DE AJEDREZ(XI)

Matías entró a la casa por la parte de atrás para evitar las preguntas inoportunas de Clara. Temía sus miradas inquisitorias y tampoco quería mentirle más de lo necesario. Se deshizo del anorak y de las botas, y subió a toda prisa las escaleras que conducían al piso de arriba. Se despojó de aquellas ropas encharcadas y se apresuró a cambiarse antes de que lo cogiese el frío. Pero ya era demasiado tarde, al cabo de una hora sus mejillas y sus sienes estaban ardiendo. Carla presintió que algo no iba bien tras el desayuno. Matías se ausentó de la librería, a pesar de que los pedidos atrasados, se amontonaban en las estanterías del establecimiento. A la hora de comer, colgó el cartel de cerrado, y subió apresuradamente en busca de una buena explicación. Se encontró al anciano tumbado en el sofá, envuelto en una manta, tiritando y semiinconsciente. Alarmada, corrió hacia la casa del médico. Estaba tan enfadada con él que un par de veces estuvo a punto de dar vuelta, y darle así una buena lección. Era un cabezota, pero no podía permitir que le ocurriese nada malo, después de lo bien que se había portado con ella. Don Ramón le extendió un par de recetas, y le explicó a Carla como había de darle el medicamento a Matías.

viernes, 24 de septiembre de 2010

NO FUTURE...FOR ME?

Hay momentos en la vida en que la incertidumbre, del futuro, planea sobre nuestras cabezas como ave de rapiña. En esos instantes, en que la desesperación por lo acontecido pulsa en nuestras sienes como un martillo,¿qué deberíamos de hacer? Acaso lo mejor, sería rendirse. Podríamos cavar un pozo y hundirnos en él hasta que el barro ahogue nuestros gritos. Quizá deberíamos rasgarnos las vestiduras ante las tropelías cometidas delante de nuestros ojos, flagelarnos hasta que la sangre derramada fuese tinta. ¿Acaso serviría? El camino es duro y pedregoso, lleno de escollos, que incluso parecen insalvables. La vida nos pesa, encorva nuestros hombros la fría losa del pasado, que intenta mantenernos anclados. Cortad vuestras sogas, liberaos de ataduras y pesos inútiles, dejad paso a la incertidumbre porque lo que hoy te ahoga, mañana, será pasado.

lunes, 20 de septiembre de 2010

S.O.S

Me siento como Sigourney Weaber en "Alien". Tras despertar de mi letargo veraniego, compruebo que después de la ardua lucha del invierno, estoy sola. Sólo me mantiene viva la esperanza, y por ello lanzo este S.O.S a la Tierra, con la esperanza de que alguien oiga este mensaje, y de nuevo volvamos a la lucha, a través del interespacio.

UNA PARTIDA DE AJEDREZ(X)

La brisa atravesaba el valle en un intento de acariciar cada uno de los seres que la habitaban. Revolvía el pelo de Manuel hacia delante y hacia atrás, incluso hacía remolinos que, de vez en cuando le dificultaban la visión. Entró al pueblo por la calle principal, en el mismo momento en el que el astro rey hacía su aparición tras las montañas, arrastrando los pies contra el negro asfalto. Llevaba toda la noche caminando, y sus doloridos pies pedían a gritos un descanso.
- Ya falta poco- les dijo, como si tuviesen vida propia. Y tras girar en la primera esquina, avistó la casa de su amigo Tomás. Tomó aliento durante un instante y luego estampó varias veces sus nudillos sobre aquella puerta maciza. No se oía nada.
- Quizá,- pensó- aún duerma. Pero el desasosiego comenzó a apoderarse de su alma. Volvió a golpear de nuevo la puerta, y al cabo de unos minutos una voz ronca preguntó: ¿quién anda ahí?
- Abre Tomás, soy yo, tu amigo Manuel.
La puerta se entreabrió despacio, y tras ella,  un anciano encorvado se apoyaba en un andador. Manuel dejó caer la mochila al suelo, y estrechó delicadamente entre sus brazos a su amigo. Habían pasado tantos años que la emoción los embargó inevitablememte. En cuánto se repusieron del encuentro, Tomás condujo a su amigo al interior de la casa, y allí frente al hogar, ambos dieron cuenta de los veinte años que llevaban sin verse.

martes, 7 de septiembre de 2010

UNA PARTIDA DE AJEDREZ(IX)

Esa noche Carla no pudo dormir. Su corazón se agitaba dentro del pecho como un conejillo asustado y sus ojos se mantenían fijos en la luna. No paraba de darle vueltas a aquel asunto. Si cerca de ella se encontraba una de aquellas figuras malditas, no tenía ni la menor idea de donde podía estar. Intentaba ordenar sus pensamientos pero su razón le decía que aquello era sólo un cuento; un cuento para niños, o aún peor, un juego para locos. Como podía depender de unas simples figuras el orden mundial. En que cabeza cabría pensar que su poder fuese tan ilimitado que se produjesen asesinatos y todo tipo de tropelías. Barajando todas estas hipótesis, al fin le sobrevino el sueño, ya de madrugada.


Manuel recibió el alta esa tarde, a pesar del altercado que había protagonizado hacía un mes. El cuadro médico no se lo tuvo en cuenta. Los había convencido con un buen comportamiento durante aquel tiempo. Ya eran demasiados años, en aquel lugar, del que entraba y salía a su antojo. Todos sabían que era el más cuerdo en aquel centro, y a pesar del hincapié que se hizo en su caso, nunca lograron averigüar que llevaba a aquel hombre tan culto y educado , a ingresarse voluntariamente en el psiquiátrico. Supusieron que un desengaño amoroso lo había llevado a aquel estado. Nunca sabrían lo lejos que estaban de la verdad.
Recogió sus cosas y acabó de meterlas en aquella mochila de cuero que llevaba acompañándole tanto tiempo. Ajada por el uso, las esquinas se habían ido deshilachando, dejando entrever parte de su contenido. Se la puso al hombro y tras cruzar la entrada, tomó el mismo camino empedrado que Carla había recorrido durante su salida. Debía de darse prisa si quería llegar a  La Seu D´Urgell antes de que anocheciese.

domingo, 5 de septiembre de 2010

UNA PARTIDA DE AJEDREZ (VIII)

Ella estaba muerta de curiosidad pero temía inmiscuirse en la investigación de su compañero. Matías, durante un momento, levantó la vista y percibió la exhaltación en los ojos de su amiga.
- Creía recordar - comenzó diciendo - que hace años en alguno de estos libros había leído algo curioso sobre un ajedrez. Pero mi frágil memora de viejo no me está ayudando.
- ¿Y qué tenía de especial? - le espetó. Y se dio cuenta de la brusquedad con la que había preguntado. Quiero decir - continuó- que no entiendo, que tendría que ver ese ajedrez del que me hablas, conmigo.
Matías no le contestó. Siguió ojeando sus libros hasta que al cabo de un rato salió de su mutismo. Pegó un brinco y señalando con su índice aquella página no paraba de gritar:¡¡¡¡ Lo encontré , lo encontré!!!!!!! Estaba tan entusiasmado con su hallazgo que no se percató de que Carla ya no estaba en aquella habitación. Matías no la necesitaba y creyó que podría ser más útil en la librería. Así que bajó a la tienda a preparar un par de pedidos que habían tenido esa semana. Y allí la encontró él, cuando eufórico, fue a buscarla. Estaba tan nervioso y feliz a la vez, que antes de contarle su hallazgo la estrechó entre sus brazos con tal fuerza que Carla sintió como se mareaba.
- ¡Ven, creo que he encontrado la solución!- le dijo entre risas.

jueves, 2 de septiembre de 2010

UNA PARTIDA DE AJEDREZ(VII)

Carla despertó justo al alba, como cada mañana desde hacía un mes. Sebastián era más puntual que cualquier reloj suizo; en el preciso instante en el que el primer rayo de sol despuntaba en el horizonte, hinchaba sus pulmones y luego soltaba su kirikiki como si dispusiese de mil vatios de sonido. La primera mañana, la joven sobresaltada, se levantó echa un basilisco, y al abrir la ventana, no se le ocurrió mejor idea que lanzarle un vaso de agua. Sebastián herido en su orgullo, se tomó a pecho su cometido, y a partir de ese día decidió que el tejado del vecino era un lugar mejor para dar la bienvenida al nuevo día. Sin embargo,  al cabo del tiempo entre ellos se estableció una tregua. Carla arrepentida, comenzó a dejarle, en el alféizar de su ventana, unas migas de pan, y él en agradecimiento se contorneaba durante unos minutos, exhibiendo su plumaje.

Cuando bajó, Matías ya estaba enfaenado en la cocina. El olor que emanaba de la cafetera inundaba toda la estancia, y se mezclaba con cada uno de los ruidos que salían de alguna parte de la encimera. Se sentó en una esquina dispuesta a deleitarse con la sinfonía que interpretaba cada uno de los aparatos. En la sartén el crepitar del bacon se fundía con los gorjeos de la cafetera, y en la otra punta, los chasquidos de las tostadas emulaban unos timbales lejanos. Y Matias, espumadera en mano, dirigía son sobriedad y talento aquella magnífica orquesta; digna de las mejores óperas del mundo.
Se habían acostumbrado el uno al otr4o. Carla no tenía prisa por irse. Nadie la esperaba, tampoco tenía a donde ir. Y Matías, aunque reacio a que se le notase, guardaba para su fuero interno la felicidad que le producía tenerla, a ella, en casa. Como en los viejos tiempos, cuando Irene y él coparían su vida en aquel lugar.

jueves, 19 de agosto de 2010

Lágrimas de Cristal.




CAPÍTULO CINCO









Recuerdo aquel verano con gran cariño. En agosto David se había marchado de vacaciones a casa de unos familiares, con lo que pude pasar enteramente los días a solas con Susana. Nunca me había enamorado antes y no sabía cómo se suponía que debía sentirme, pero sin duda me había enamorado de ella hasta la médula. Me volvía loco. Mataría por Susana.


El Mundo Exterior


Era jueves a media tarde, una de las horas menos concurridas en la cafetería del mercado. Unas señoras ya entradas en años comentaban las particularidades de muchos de sus vecinos mientras que, de forma rutinaria, daban pequeños sorbos a sus cafés y a sus tés.
— ¡Que sí hija, te digo que ese chico es un perdido! Míralo como anda — parecían observar a un joven que pasaba frente a la ventana del bar — vaya pintas. Si yo fuese su madre ya le habría hecho cortar esas melenas hace tiempo.
La señora Gómez, una afable y regordeta pelirroja sentada al lado de Matilde, parecía asentir a cada palabra de ésta — Si acabará hecho un desgraciado — continuó — como su padre. Mira que abandonar a la pobre de Alberta después de dejarla embarazada…
Las demás contertulias asentían mecánicamente, sin prestar mucha atención, mientras jugaban sus piezas de dominó o daban sonoros sorbos a alguna infusión.
El barman, aburrido, se toqueteaba las puntas de su bigote mientras veía un partido de fútbol repetido que echaban en un canal deportivo.
También estaban en el bar los tres chicos, sentados a otra mesa cercana a la pared del fondo. David contaba con entusiasmo la victoria del equipo de fútbol en que jugaba en la jornada anterior.
— ¡Ganamos dos a cero! La verdad es que no fue nada fácil, ellos van de segundos y nosotros necesitábamos ganar para acercarnos en la clasificación. Por suerte jugar en casa siempre ayuda y bueno… — continuó por un rato dando los detalles del encuentro, la dureza del partido, las ocasiones marradas por sus rivales… Susana lo escuchaba con atención, alegrándose de que su amigo hubiese hecho un buen partido.
Mientras tanto Félix echaba una mirada desencajada hacia la mesa al fondo del bar, sobre la que reposaba un solitario periódico doblado por la mitad.
Todas las demás mesas estaban vacías.

martes, 17 de agosto de 2010

Cien pasos más allá

Lei la frase algunos post atrás, me hizo gracia y la hice mía por unas líneas. Perdón por el atraco.

Cien pasos más allá del fin del mundo
perdí la pista a mi perro lazarillo,
se quebró mi bastón, vacié mi cantimplora.

Cien pasos más allá del fin del mundo
escupió mi boca un exabrupto
perdí los papeles, fingí no importarte.

Cien pasos más allá del fin del mundo
grabé tu nombre en una nube
fui tormenta, alquilé una oración.

Cien pasos más allá del fin del mundo
sigo tan cerca de casa que me asusto
cuando llegan al buzón besos con tu dirección.

jueves, 12 de agosto de 2010

Viajando, destino olvido




Ya no me quedan fuerzas para continuar.
El camino es duro y el alma pesa.
Son cien las vidas que dejo atrás.
Mil padecimientos los que me esperan.
¡No seguiré!

Obligado por el destino, destino olvido.

Ya no daré un solo paso más a tu lado.
El camino es duro y el alma pesa.
Un amor en pesar transformado.
El cariño, ignorado, me quema.
¡Ni un paso más!

Llegué más lejos que nadie, destino olvido.

lunes, 9 de agosto de 2010

Lágrimas de Cristal.

CAPÍTULO CUATRO





Un Sueño.

Un Sueño de una vida que nunca fue.
Me veo a mí mismo sentado en un banco del paseo, matando el tiempo, mirando el mar. Otra preciosa puesta de sol de algún día de un verano en otro mundo.
Un sentimiento de intranquilidad invade el sueño de pronto. Yo sigo sentado en el banco, pero ya no estoy solo. Mi acompañante, como siempre, enteramente vestido de negro observa con algún tipo de incomprensión a una pareja que camina por la orilla. Parece que el Hombre de Negro siempre esté espiando a parejas de novios…
No estoy intranquilo por su presencia, es algo que no termino de comprender, un ansia insatisfecha por algo que nunca ocurrió. Siento que no me puedo mover, pero tampoco lo intento. Me veo desde arriba, desde detrás, en una perspectiva en la que veo mi cogote, un sombrero negro y al fondo la playa, la orilla de la playa por la que pasean varias personas desconocidas. Sin embargo, no todas son desconocidas, David y Susana pasean cogidos de la mano, descalzos, mojando sus pies, caminando al son del incesante batir de las olas. Parecen rodeados de un aura luminosa que los destaca entre las demás personas. Puedo verlos perfectamente. Me angustio al pensar que mi mejor amigo está paseando con mi novia por la orilla.
El Hombre de Negro, de pronto furioso, se levanta y me golpea.
Una punzada en mi estómago da por terminado el mismo sueño de cada noche, esta vez, en una playa de un mundo desconocido, una situación absurda de una vida que nunca fue.

viernes, 6 de agosto de 2010

Lágrimas de Cristal.





CAPÍTULO TRES


Ya han pasado casi quince años desde que desperté aquella noche en el hospital. Desorientado. ¿Dónde estaba, cómo había llegado allí? ¿Y Susana? Ah sí, Susana ya no estaba, eso era lo único que recordaba.
Desde la penumbra, en una esquina de la habitación, surgió una gruesa voz.
— ¿Qué chaval, estás mejor ya? — a duras penas pude distinguir una silueta de un hombre en la oscuridad, un hombre con un sombrero negro, sin duda. — Empezaba a pensar que dormirías para siempre.
El Hombre de Negro caminó hasta los pies de mi cama. Pude ver el reflejo de las luces de la calle en algo que llevaba en la mano. A partir de aquí, mi mente parece estar en blanco. No recuerdo si me quedé hablando con él tan tranquilo, o si me volvió a dar otra paliza de muerte. Sin embargo estoy seguro de que algo ocurrió aquella noche en el hospital.


El Mundo Exterior.


Un día más de trabajo en la estación de trenes. Uno de los pocos días soleados de diciembre. Una tarde fría, helada. Un día como otro cualquiera.
Los pasajeros circulaban a prisa por la estación. Parecía que ninguno de ellos quisiera permanecer allí más tiempo del necesario. Aún así, una joven pareja parecía querer alargar el tiempo todo lo posible, se besaban y se despedían como si nunca más fueran a encontrarse.
En un banco, en una esquina, se revolvía inquieto un chico enfundado en una gabardina negra. Ofrecía en esta imagen una estampa singular, como la que podría ofrecer una llave inglesa puesta en la mesa como cubierto, aquel no era su lugar. Farfullaba frases ininteligibles para sí mismo a la vez que daba vueltas a un objeto de cristal en su mano. Al mismo tiempo, mirando sobre las altas solapas de su gabardina, no quitaba ojo a la joven pareja de enamorados. Por veces, acariciaba el cuchillo de monte que llevaba en su bolsillo, asegurándose de que siguiera allí.
Los enamorados se despidieron, el tren se marchó. Como en una película del oeste, cabalgó al trote y después al galope, hacia la puesta de sol. Una hermosa tarde que llegaba a su fin.
El reloj marcó las siete y cinco.
El joven enamorado, lloraba sin consuelo, perdido en sus pensamientos, ignorando el mundo a su alrededor.
El chico de la gabardina, caminaba en círculos, nervioso, desorientado, luchando internamente tratando de decidir qué hacer.
Nuevos pasajeros parecían agolparse en las taquillas en pos de un ticket. A las siete y diez partía el último tren del día con destino Madrid.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Lágrimas de Cristal.







CAPÍTULO DOS


Me quedé viendo como el tren se perdía en el horizonte. Su traqueteo, creciente en velocidad y menguante en volumen parecía describir con detalle nuestra historia. El reloj marcaba las siete y cinco exactamente. La manecilla encargada de señalar los segundos estaba anclada en el doce y parecía haberse rendido por fin. Hasta el maldito reloj parecía satirizar sobre la estampa que mi soledad ofrecía en la estación. Mi alargada sombra marcando las doce en punto, quieta, parada, detenida sobre un mundo en el que ya no corría el tiempo.

Tiene gracia que todavía me acuerde de este sentimiento… la manecilla de un reloj estropeado. Menudas tonterías se me pasaban por la cabeza a mis diecisiete años. Sin embargo, también recuerdo que había sido un sentimiento muy fuerte, realmente mi mundo se había marchado en aquel vagón.







sábado, 31 de julio de 2010

Lágrimas de cristal.


CAPÍTULO UNO




La manecilla del reloj de la estación recorrió con gracia los últimos pasos que le faltaban para llegar a las siete. Al mismo tiempo, el tren en el que viajaba Susana anunciaba su inminente puesta en marcha a los rezagados pasajeros que aligeraban el paso. Un niño pequeño era arrastrado a toda prisa por su madre junto con unas maletas… pronto se perdieron en el tren.
Es curioso cómo, cuando menos te lo esperas, tu cabeza se pierde en pensamientos intrascendentes, cosas en las que nunca reparas, tratando de evadirse  del dolor, ya que, en medio de todas estas cosas en las que me fijaba, estaba Susana.
-- Oye, ¿estás aquí? – me preguntó.
-- Aquí mismo – esperando lo inevitable. Está claro que mi expresión ausente hizo que se alarmara.
-- Ya es la hora… o subo, o me dejan en tierra… -- es muy fuerte, estaba intentando mantener la compostura en un momento así, aunque un creciente brillo en sus ojos delataba su tristeza.
Le acaricié su pelo, lacio y oscuro mientras la miraba y pensaba que decirle. Lágrimas comenzaron a correrle por las mejillas, aunque continuaba con su impasibilidad fingida. Sequé sus lágrimas con mi pulgar a la vez que la besaba. Sentía como mi corazón se sobresaltaba mientras pensaba que aquel podría ser nuestro último beso.


viernes, 30 de julio de 2010

El aburrimiento y el alcohol.






La ilusión se completó  al fin con la caída del engendro alvino.
Las lágrimas dieron paso a un desfile de alabanzas inmerecidas.
El buen gusto de los que aman, apaciguó los ánimos de los exaltados.
Finalmente, las gaviotas volverán.

Dicen que cien pasos más allá del fin del mundo, en un lugar físico del mundo inmaterial, se encuentra el Pozo sin fondo de las Ideas Rechazadas. Colmado de todo tipo de pensamientos inconexos, cada trescientos años debe ser vaciado. Las frases, que como lágrimas brotan del pozo, inundan con una especie de incomprensión salina el mundo que se extiende a sus pies.

Las horas se doblan, los días se comprimen, los meses perecen a sus pies.
El Diluvio dará paso a una nueva Era. Adorad a Cthulhu de R'Lyeh.

lunes, 19 de julio de 2010

UNA PARTIDA DE AJEDREZ(VI)

Tras pegarse una ducha, Carla sin otra elección se vistió de nuevo con su único atuendo, que Mario tan atentamente había lavado y planchado. Decidió acompañarlo en sus quehaceres, y así pagarle de alguna manera, todo cuánto estaba haciendo por ella. Sentada a su lado lo emuló y con una bayeta fue limpiando el polvo acumulado en el lomo de los libros. Durante un buen rato, ambos se mantuvieron en silencio, sólo de vez en cuando sus miradas se cruzaban e intercambiaban tímidas sonrisas. Tenía tantas preguntas que hacerle pero temía contrariarle, y la verdad, se había portado tan bien con ella que le angustiaba molestar a tan encantador anciano. Pero la curiosidad por obtener alguna respuesta hizo que rompiese aquella barrera y se atreviese a indagar.
- Supongo, que el camisón es de su esposa.
- Si. En efecto - le contestó tajante el librero.
- Perdone que me entrometa en su vida- continuó Carla- pero compréndame, he despertado en un lugar extraño donde no conozco a nadie y...
- Tienes razón- la interrumpió él- me he comportado como un verdadero maleducado. Espero que sepas perdonar a este pobre viejo. Llevo tanto tiempo solo que a veces me doy cuenta de lo huraño que puedo llegar a ser.
- Pero..

jueves, 15 de julio de 2010

UNA PARTIDA DE AJEDREZ (V)

Carla hundió sus manos en los bolsillos del pantalón. El verano tocaba a su fin y la brisa matutina se colaba en sus huesos. Decidida a comenzar de nuevo siguió caminando sin prever una ruta, esperando encontrar al final de aquel camino, alguna señal. A medida que avanzaba, aquella angosta carretera se mostró ante si como un río serpenteante, que cambia su curso para no adentrarse en la naturaleza. Parecía no tener fin. El sol ya estaba casi en lo alto, y en todo aquel tiempo, ningún ser humano había dado señales de vida. El desasosiego empezaba a apoderarse de sus ánimos, y con los pies doloridos, algo dentro de si la empujaba a abandonarse a su suerte. Se sentó en la cuneta y dejó que los párpados se le cerrasen. Quizá, aquello era lo que le deparaba el futuro, una muerte irremediable pondría así fin a su triste existencia.

miércoles, 14 de julio de 2010

Los Puntos de Vista: La Unión Forzada y el Acuerdo Desinteresado. (Principios)

Bueno, aquí intento ir organizando algunas ideas antes de que las olvide, como casi siempre hago. Todavía son tan solo un par de tonterías, pero espero organizarlas y desarrollarlas cuando sea un poco menos ignorante en los temas que intento tratar. Espero que no se malinterprenten, pues son solo palabras.


Desde que el hombre se desarrolló como ser pensante y gracias al nacimiento del lenguaje y la escritura, ha sido posible que el conocimiento acumulado se haya transmitido generación tras generación hasta nuestros días.
Esto ha posibilitado el aprendizaje tal y como lo conocemos hoy día.
Además, el acercamiento de la cultura y el conocimiento a la gente, de una forma casi global, posibilita que cada persona pueda ser dueña de su mente, poseedora de su propia opinión en cualquier tema.
De hecho, estoy convencido de que el mundo es totalmente diferente visto a través de personas diferentes. Cada uno posee un punto de vista propio y único que es el que define al mundo ante sus ojos. Lo que para uno es blanco, para otro es negro y ambas son verdades de carácter relativo a sus puntos de vista.
No quiero decir con esto que toda discusión sea infundada, ni que todos tenemos razón siempre, ahí es donde entran, poco a poco, los dos temas que quería iniciar hoy.

La Unión Forzada. 

martes, 13 de julio de 2010

Dios dame paciencia

Peor que el que nunca habla es el que nunca escucha. Cuantas veces e intentado entablar con alguien una conversación y antes de que finalice la primera frase ya me está interrumpiendo con palabras fuera de contexto que nada tienen que ver con el discurso original. Como los odio.

Igual que el trepa que durante un paseo de varias personas acelera el paso y se te cruza delante con la excusa de hablar con el que tienes a tu derecha. Luego reduce la velocidad justo delante de ti haciéndote perder el contacto con el pelotón.

Esos que siempre te están diciendo en que están ocupados sin que nadie se lo haya preguntado, y te enteras de hasta cuando se echan un pedo. Intentan impresionar a la gente dándose autobombo, empleando vocabulario técnico que solo los hace quedar como unos 'bobos'. No hay nada peor que alguien que se cree el ombligo del mundo, cuando no es más que la última colilla pegada en la suela de un zapato. Por si los intentas reconocer suelen tener una vocecilla aguda y desagradable, y hablan mecánicamente como los contestadores.

Son realmente repulsivos. Pero que divertido es cuando intentan comunicarse entre dos de estos espécimenes. Empiezan a pisarse las palabras y notas como se empiezan a agobiar al no tener el canal de comunicación libre. Un sudor frío les recorre las sienes y los ojos les empiezan a bizquear. Su cara se transforma en un amplio muestrario de muecas y tics nerviosos. Luego comienzan a elevar el tono de voz para intentar adueñarse de la situación y compiten a ver quien dice la tontería mas grande. Al final los dos se retiran a sus guaridas, posiblemente a las afueras de la ciudad, con la sensación de que han ganado, pero en realidad solo tienen un poco más podrida la boca.

Justo ahora tengo a dos de esos pájaros detrás de mi.

lunes, 12 de julio de 2010

Campeones del Mundo

¡¡ENHORABUENA!!

sábado, 3 de julio de 2010

UNA PARTIDA DE AJEDREZ (IV)

Tras la trifulca los internos comenzaron a salir al patio, sentados en los bancos que poblaban aquel jardín, disfrutaban de los primeros rayos que se colaban entre los majestuosos camelios. Alguno por su avanzada edad necesitaba de ayuda para desplazarse, enfermeras y celadores los conducían hasta el lugar elegido por cada uno, y aquellos uniformes blancos que iban y venían rompían la perfección cromática de aquel cuadro. Carla seguía dándole vueltas a la frase, seguro que el acertijo es fácil - pensó, pero esta mierda de medicación no deja que me concentre. Se le ocurrió que si pudiese tener acceso a un ordenador, a través de Internet, podría intentar dar con una solución. Había varios en el edificio, uno en la entrada, pero las recepcionistas no abandonaban su puesto en todo el día, el segundo estaba en el despacho de la directora, que a esas horas aún estaba trabajando y el tercero, estaba en la consulta de Luca de Tena, el psiquiatra. Corrió hacia la entrada, burlando a su paso a todo aquel que podía desbaratar la idea que había tenido. El despacho estaba en la primera planta, y la cafetería aunque en el mismo piso, estaba situada en el ala sur del edificio. Sólo necesitaba esperar hasta las once, a esa hora todas las mañanas como un reloj, el doctor hacía un alto en el camino y durante media hora tomaba su café y hojeaba la prensa. Faltaban cinco minutos, se coló en el cuarto de la ropa sucia, y allí entre montones de camisones y sábanas espero a tener vía libre. Pasaban diez minutos de las once y oyó como la puerta del despacho se abría, unas voces que sonaban lejanas acordaban una reunión para el día siguiente a la misma hora. Se despidieron mientras que la llave giraba en la cerradura. Los pasos fueron alejándose hasta que el claqueteo se perdió en la lejanía del pasillo; era el momento de ponerse manos a la obra. Necesitaba algo metálico para abrir la cerradura, un alambre, una horquilla del pelo, pero todos sus objetos personales le habían sido requisados una vez había entrado, para preservar así la seguridad de todos los internos.

viernes, 2 de julio de 2010

UNA PARTIDA DE AJEDREZ (III)

Carla aún llegó a tiempo de colocarse en la fila; pero dos gorilas franqueaban la puerta mientras que el primer grupo, que había entrado, ocupaba su sitio. Los miró de soslayo, se imaginó dos armarios de Ikea de esos de fácil montaje y una sonrisa se dibujó en su cara, hasta que sus miradas se cruzaron con la de ella. Agachó la cabeza creyendo que así la perderían de vista, con esa creencia que tenemos todos cuando somos niños, con esa que nos hacía mirar hacia el suelo, intentando esquivar la mirada inquisitoria del profesor que buscaba voluntarios para salir al encerado. Pero Carla sabía que no sirve de nada esconderse cuando el "profe" te tiene manía: su experiencia en aquel lugar se lo corroboraba cada día que transcurría. Y mientras en su imaginación seguía agazapada, sintió como una zarpa se hundía en su brazo. Las piernas comenzaron a temblarle y temió levantar la vista. Se había comportado como una verdadera idiota y aquel traspiés podía costarle un buen retraso en su salida. Con el chivatazo de un simple celador, como eran aquellos dos, ya podía despedirse de su tan ansiada libertad.
- ¡ Buenos días, Carla! - le espetó sonriente el celador, que aún la mantenía agarrada.
- ¡ Buenos días, Teo! - contestó timidamente.
- He pensado - continuó- que siendo estos tus últimos días entre nosotros bien te mereces no tener que esperar esta cola tan larga. Así que si te parece bien, voy a colarte - le susurró al oído.
- Me parece una idea estupenda - apostilló rápidamente, intentando que se notase lo menos posible el ataque de ansiedad que estaba sufriendo en aquel momento. Con la otra mano se sacó el pelo de delante de la cara con la mayor naturalidad posible y acompañó al celador hasta la entrada. Se despidieron con una mueca de aprobación por ambas partes, y la joven con paso firme, se dirigió a la mesa  en la que desayunaba habitualmente.

jueves, 1 de julio de 2010

UNA PARTIDA DE AJEDREZ (II)

El chirriar de unas ruedas que se acercaban, interrumpió su sueño. Deben ser las 8 - pensó Carla. La doberman empezaba con su rutina matutina despertando a su paso a todo el mundo. De un manotazo abrió la puerta de la habitación, y con la otra mano empujó el carrito contra ella para que esta no se cerrase. Se acercó a la ventana y descorrió violentamente las cortinas a la vez que les profería toda clase de insultos a las moradoras de aquella habitación. Una a una se fueron desperezando pero a Carla le gustaba sacarla de sus casillas. Se hacía la dormida, hasta que la celadora fuera de si se acercaba a zarandearla. Siempre esperaba hasta el tercer o cuarto empujón, para abrir sus ojos, y luego se disculpaba amablemente con una sonrisa pícara. Desde el primer día, culpó al exceso de medicación de su falta de obediencia, y aquel juego la mantenía entretenida en aquel lugar donde los días duraban 72 horas. Incluso con el tiempo logró convencer al psiquiatra para que se la redujese. No había sido fácil; pero aquel anciano, tras cuatro décadas allí encerrado, estaba cansado de pelear y se dejaba ir como método para no complicarse la vida. Aquella mañana Carla se sentía especialmente feliz porque esa misma semana se cumplía la fecha marcada. Al fin los cinco años de internamiento habrían terminado y volvería a retomar su vida donde la había dejado. Ansiaba tanto su libertad pero a la vez el miedo a salir al exterior le asustaba terriblemente. Durante todos aquellos años había tenido tiempo, más que suficiente, para repasar mentalmente lo sucedido en el mes que precedió a su encerramiento. Pero cuántas más vueltas le daba, menos sentido tenía todo para ella . No había ni una sola explicación lógica, al menos,  los asesinatos habían cesado. A veces, a pesar de que el dictamen forense le había sido favorable, creía estar loca o  que la sensatez la abandonaba más veces de lo habitual en cualquier ser humano. Acusada de homicidio por imprudencia, el tribunal dictaminó que su discernimiento se había visto afectado momentaneamente ante los sucesos acontecidos, o dicho en la jerga jurídica: "locura transitoria o trastorno de la personalidad transitorio". El jurado popular también había tenido mucho que ver en el hecho de que Carla no hubiese terminado con sus huesos en la cárcel. Por decisión unánime solicitaron al tribunal, que al no poseer ningún tipo de antecedente, la pena de prisión mayor requerida por el fiscal se tradujese en el internamiento en un centro de salud mental por el tiempo que su señoría estipulase.

La sirena sonaba al fondo del pasillo, rebotando en cada una de las paredes y haciendo un ruido hueco que se mezclaba con el anterior; era la hora del desayuno. Y si no se daba prisa, la doberman le arrebataría la bandeja como ya había hecho otras veces. Entornó la ventana lo suficiente para que quedase una rendija, y que así el humo del cigarrillo robado no pudiese ser detectado. Bajo a toda prisa. Aún no lo sabía pero le esperaban un día muy largo.

viernes, 25 de junio de 2010

Historias por Capítulos

Como sé que a algunos os gusta narrar historias de forma extensa, quizá demasiado largas para un artículo del blog y que conviene dividirlas en capítulos.
Se ha creado un menú a la derecha para ir agregando las historias de más de un capítulo y que los lectores no tengan que andar buscándolos entre los archivos del blog. Con un clic, ya aparecen todos, eso sí, ordenados de antiguos a nuevos, habría que empezar a leer por el último si se quieren leer seguidos.

Para facilitar la organización, debereis agregar como "etiqueta" a cada artículo, el título de la historia. Luego le pondré que se muestre esa etiqueta y aparecerán todos los capítulos al pinchar en este menú.

Pues nada, a disfrutar del buen tiempo.

UNA PARTIDA DE AJEDREZ

Carla apagó el despertador de un manotazo y saltó de la cama. Encendió el primer cigarrillo de la mañana  y se colocó frente al tablero, estudiando detenidamente la última jugada de su adversario, hasta que el silbido de la cafetera la despertó de su letargo. No tenía ni la más remota idea de cómo proseguir, se sentía bloqueada. Hacía días que un rum- rum nublaba su pensamiento, y el aire enrarecido que se respiraba en aquella buhardilla tampoco le ayudaba demasiado. Así que cogió las llaves del coche y con la otra mano asió el bolso de bandolera que descansaba sobre la repisa de la ventana. Aquella mañana la ciudad parecía un hormiguero, atestada de vehículos y gentes que iban y venían de un lugar a otro. En la primera manzana torció a la izquierda, buscando el camino más corto que la llevase hasta el mar, pero al cabo de unos minutos el tráfico se detuvo. Unos cuántos coches más adelante, la luz de las sirenas teñían los rostros de los que allí se apiñaban.  En un arranque de paciencia puso en marcha el CD del coche, esperando que aquella fatídica casualidad no la retrasase demasiado. Pero los minutos iban pasando y sin pensárselo dos veces bajo del coche intentando averiguar lo que había sucedido. Al acercarse, un cordón policial pedía reiteradamente al grupo que se mantuviese separado, aunque sin lograrlo. Como pudo fue haciéndose un hueco entre aquella marabunta, y al fin la vio: una joven tendida en el suelo nadaba en medio de su propia sangre. La mujer que tenía al lado le informó, al tiempo que se secaba las lágrimas, que la pobre muchacha había sido asesinada, y que de momento los investigadores no tenían ninguna pista. El olor de la sangre turbó aún más el estado de ánimo de Carla, que decidió en aquel preciso instante, que lo mejor era volver a casa. De camino paró para hacer unas compras, por que pensó que le vendría bien tener algo en la nevera, por si le apetecía comer. Al llegar, llevó todas las bolsas a la cocina y se dispuso a preparar una ensalada. Lavó la lechuga, picó el tomate, y de repente sintió la urgente necesidad de volver a su partida de ajedrez. Y allí estaba aquel maldito tablero, que desde su infancia, sólo le daba quebraderos de cabeza. Aún no había encontrado la jugada, no entendía que la empujaba a acercarse. Al principio no notó nada, pero en una segunda ojeada se dio cuenta de que alguien había estado allí, el alfil no estaba en su sitio. Alguien había resuelto la jugada. Corrió hacia la cocina y agarró el primer cuchillo que encontró, quizá el intruso aún seguía dentro de la casa. Una por una fue recorriendo todas las habitaciones pero allí no había nadie además de ella. Se acurrucó en el sofá, con un vaso y una botella de whisky, abrumada por todos aquellos acontecimientos que escapaban a su entendimiento.

jueves, 24 de junio de 2010

De como conocí a Georges Courteline

Hoy ha llegado una chica nueva a la oficina. Al principio, la sección masculina de la empresa, estábamos muy ilusionados. Que asco de testosterona!!! Pero luego no resultó ser lo que esperábamos y hemos vuelto a concentrarnos en nuestro trabajo. Bueno, 'hemos', yo no. El caso es que 'la nueva' ha ocupado mi sitio y a mi me han trasladado a otra mesa, al fondo de la oficina y castigado contra la pared.

La pared del fondo de la oficina es de corcho y en ella están dispuestos como en un collage diferentes postales, fotos, artículos de periódico, pósters de congresos, etc. que la gente de la empresa va colgando cuando vuelve de un viaje o de unas conferencias. Actualmente la colección puede estar formada por más de trescientos elementos a lo largo de toda la pared. Ya llevo dos mañanas perdidas viajando entre postales de Lisboa, Vancouver, París o Estocolmo.

Pero lo que más me llama la atención es un sobre de azúcar, clavado con una chincheta, entre una postal de Australia y una felicitación de Navidad. Recuerdo que antes de ocupar yo este sitio, aquí se hospedaba otro trabajador que siempre renegaba de bajar al café de las doce por más que se le insistiera. Supongo que lo del azucarillo será una fina ironía perpetrada por alguno de los compañeros.

Digo lo de fina ironía, por ser un poco sutil, pero lo cierto es que después de leer el mensaje serigrafiado en el reverso del sobre la cosa queda bastante clara, y más que ironía resulta una putada. El sobre reza lo siguiente:

"El mundo se divide en dos clases: los que van al café y los que no lo frecuentan nunca. Son dos mentalidades completamente distintas y contrapuestas. Y los que van al café son infinitamente superiores."

Georges Courteline, siglo XIX.

Después de leer estas líneas me entra curiosidad por saber quien es este tal Courteline y lo busco en la wikipedia. Poeta, escritor satírico y dramaturgo, destacó en el terreno del aforismo y en la crítica irreverente de la burguesía francesa a la que el pertenecía. La cosa pinta bien. Curiosidad en aumento. Rebuscando un poco más encuentro otra página, sobre el escritor, en la que se resumen algunas de sus mejores frases. Me quedo con tres:
  • "Es mejor malograr la propia juventud que no hacer nada en ella"
  • "Propio es de todo hombre imbécil hacerse el astuto"
  • "Pasar por idiota a los ojos de un imbécil, es un deleite de exquisito buen gusto"

Desde hoy, me declaro muy fan de este tío.

Apoyando a los Usuarios en contra del Cierre de Webs

No al cierre de webs