Hace millones de años, aquí no había montaña alguna. No existía un valle custodiado por este inexpugnable acantilado. No se agolpaban rocas de cantos redondeados aquí donde pisamos.
Hace millones de años, la tierra, esta tierra, era la misma que es hoy, no me cabe duda. Pero quizá, hubo un instante, mucho, mucho tiempo atrás, en el cual, una primera gota de agua sobre el piso árido, discurrió, pudiendo ir con igual probabilidad hacia cualquiera de los cuatro puntos cardinales, hacia donde hoy ves que se dirige este enorme río.
Es posible que hoy pienses que solo son importantes las grandes decisiones, decisiones que te enriquecen o te destruyen en un segundo. Sin embargo, hijo mío, igual que una pequeña gota de agua dejada al azar crea un río, cualquier pequeña cosa en tu vida cotidiana, engrandecida por el paso del tiempo, puede decidir que seas norte, sur, este, oeste...
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