miércoles, 19 de enero de 2011

No quiero ser un poeta

No quiero ser un poeta,
ni clamar al cielo el perdón.
No quiero gritarle al viento mi condena,
ni esperar que vuelva el almendro en flor.
No.
No quiero ser un poeta,
filósofo vagabundo de besos evaporados,
carne trémula en tus manos,
marioneta de esos brazos que escaparon.
No.
No quiero ser ese alma errante,
ojos si mente,
corazón sin pecho,
pies de plomo que me anclan al suelo.
Si.
Quiero sentir, de nuevo, la arena,
que me caliente el este,
y dormirme en el oeste,
quisiera ir al sur, y perder el norte.
Si.
Necesito sentir que la brisa no me daña,
que el gris se evapora con mi última lágrima.
Anhelo la certeza,
 el brillo de las estrellas perennes.
Por eso,
no quiero ser un poeta.
Maullando por las esquinas
en la oscuridad de un callejón inerte,
sin más compañía, que la mia propia.

Espero que vuelva pronto la paloma cautiva,
la flor de azahar que alimenta mis suspiros.
Espero, encontrar refugio,
escapar de la noche que me persigue sin tregua.

No.
No quiero ser un poeta.
Si.
Quiero que esa metáfora dulzona
embriague mis sentidos,
que se instale en el horizonte,
que sea mi bandera.


Porque, si, quisiera ser un poeta.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso

animoconfusior dijo...

Me encantó**

malekiv dijo...

Muy bueno, le descubrí por la foto y mereció la pena. Un saludo Malekiv

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