domingo, 27 de marzo de 2011

Los intereses de un conflicto bélico

Estos días nuestro gobierno decidió que era de vital importancia nuestra participación en el conflicto libio, siguiendo las directrices que marca la ONU y demás instituciones a las que debemos pleitesia. Algo muy importante se está cocinando, además del ya recurrente interés por el petróleo que es de sobra conocido por todos, para montar una guerra a este nivel. Obviamente, nadie está pensando en la seguridad de los civiles, sino no hubiesen  permitido que este señor malgobernase este país tanto tiempo. Supongo que tendremos que esperar al menos una década para descubrir las verdaderas intenciones de estes que convertimos en dioses cuando les concedemos nuestro voto. Y mientras nos sentamos comodamente en nuestros sofás a hacer elucubraciones, mientras nos devanamos los sesos intentando resolver estos acertijos, siempre podemos echar mano de situaciones parecidas, ocurridas en un pasado no muy lejano.
Hace veinte años comenzó el conflicto en los Balcanes, y a pesar de que las fuerzas de la ONU no intervinieron directamente hasta la recta final de esta guerra, lo que si que es cierto es que tomaron partido al estipular un bloqueo contra Croacia, ya que Serbia era por aquel entonces un aliado de las grandes potencias europeas. Flotas de todas las naciones, incluida la séptima flota estadounidense, cerraron la entrada del Adriático, con el fin de apoyar al país amigo al que le estaba llegando el agua al cuello.

lunes, 21 de marzo de 2011

¿Y si Dios existe...?

¿Somos los seres humanos algo más que materia y energía?, ¿estamos dotados de un aspecto no material denominado espíritu o alma?, ¿qué pasa con las experiencias religiosas?, ¿son reales o , simplemente, fruto de una actividad cerebral anómala?, ¿es el misticismo un estado elevado de conciencia o sólo una alucinación? ¿qué es nuestra conciencia: la reunión de miles de millones de neuronas o algo que conecta con el universo?
Hasta ahora, en el terreno de la neurología, existía una gran división respecto a estas grandes y eternas preguntas. La mayoría de los neurocientíficos, los científicos cognitivos y los biólogos, se aferraban a la visión científica tradicional, señalando que fenómenos como el alma o Dios no son más que los chispazos de un cerebro complejo, al igual que lo serían otras alucinaciones y fantasías del ser humano. El Hombre, a pesar del proceso cultural, es presa fácil del miedo y la incertidumbre que le atenazaba hace miles de años. Los pequeños problemas de la vida diaria y las grandes preguntas provocan estrés neuronal, induciendo hasta cien cambios diferentes en el cerebro. Para balancear la carga, surgió la religión. Según diversos estudios, la experiencia religiosa libera neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y hormonas como la oxitocina, que dan paz al cerebro, restaurando su equilibrio. También desmuestran cómo la fe en Dios reduce los síntomas de depresión y favorece el autocontrol, mientras que la meditación mejora algunas capacidades mentales.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Manual del buen escritor

No hay escritor que se precie, o que lo aprecien, si no va escondido tras unas gafas de oscura y dura pasta. Tras esa apariencia miope, que no le deja ver el mundo tal cuál es, que se le muestra borroso y engañino, ha de vivir un buen aprendiz. Un poco desaliñado y bohemio en el vestir, con ese aire de pesadumbre que deja un rastro al pasar como si llevase puesto Chanel nº 5. Estoy segura que, en un principio, ni siquiera hace falta saber de la complejidad gramatical de altos vuelos, de metáforas y sinalefas, de prosas y poesías. Tan solo es conveniente asumir tu papel, ese rol que decides emprender una mañana al levantarte, y luego llevarlo a cabo. Tendríamos que hacernos con un foulard o con una bufanda gruesa y enrrollándola en el cuello nos será más fácil esconder esas palabras que  mascullamos al caminar por la calle. Luego el resto del atrezzo va en el gusto de cada uno; los hay que siempre van provistos de paraguas, incluso en pleno mes de agosto, seguramente este tipo vayan para poetas. Es algo normal, no son capaces de ver el vaso lleno ni aunque el agua se les salga por fuera. Otros prefieren cargar cor el portafolios a cuestas, aunque hayan quedado para dar un paseo por el parque, y algunos portan siempre un libro en sus manos, como aquellos clérigos que no se separaban de su misario. Da igual la opción que se escoja, cualquiera de ellas es válida, lo verdaderamente importante es el porte, el creer que somos escritores, y que algún día alguien reparará en nosotros. Pero para que esto ocurra, no podemos aletargarnos en casa. Debemos hacer vida pública, dejarnos caer por algún café, y ante una taza humeante sacar nuestro blog y estilográfica, y con aire pensativo garabatear mientras que nuestra musa no decida visitarnos. Sin duda, también será conveniente buscar entre todos, alguno más como nosotros, y así, día tras día ocupar siempre la misma mesa y dejar que nuestras mentes divaguen sobre asuntos intrascendentes propios de nuestro oficio. Al cabo de un tiempo, la gente comenzará a reparar en nosotros, y cuando menos te lo esperes, al pasar alguien dirá: ese es escritor. Si dirá otro, lo veo a menudo mirando el mar, sentado bajo aquel olmo sin más compañía que el humo de su cigarrillo. Y el camarero que no puede reprimir el intervenir, dirá: Tiene que serlo, sólo los escritores y los locos hablan con la luna. Me lo encuentro cada noche al cerrar el bar.
Y así, sin más complejidad, que aquella que nosotros queramos darle, sólo tenemos que ponernos a escribir.
Pero claro, eso ya es otra historia.

sábado, 12 de marzo de 2011

Aire embotellado

Cuando me desperté esta mañana, nada presagiaba que este día sería recordado por nuestros descendientes. Se presentaba, a priori, como otro día cualquiera, triste y anodino, inmerso en el fin de semana. Rebusqué entre el montón de ropa sucia que se acumulaba en el sofá, y entre aquel montón de andrajos encontré un pantalón y una camiseta que estaban bastante pasables. Tras enfundarmelos, bajé corriendo a la cafetería de enfrente. No sabía porque seguían manteniendo ese nombre, siempre supuse que era cuestión de nostalgia y no que aquellos empobrecidos empresarios no eran capaces de renombrar sus negocios. Mi sitio estaba ocupado, me contrario un poco la idea de tener que esperar, pero Laura, con un ademán, me señalo que aquel cliente se iría pronto. Me acerqué a la barra, y pagué por adelantado los servicios que iba a recibir, cada vez era más insostenible la situación: la inflación tocaba techos jamás sospechados, y las continuas revoluciones en la Confederación de los Grandes, avocaban nuestro futuro a la decadencia total. Pero el vicio me superaba: había intentado todo lo posible cuando las restricciones del gobierno se habían aprobado, pero nada dio resultado. Sentada en aquel taburete mugriento, sentí como el sudor empapaba mi cuerpo, el temblor de las piernas, el decaimiento, el bombardeo de imágenes que se agolpaban en mi mente me devolvían a tiempos mejores. Laura me sujetó en el preciso instante en que estaba a punto de desfallecer, y me condujo en volandas hasta mi asiento. La sola visión de aquella máquina infernal, me arrancó una sonrisa.

lunes, 7 de marzo de 2011

Día Internacional de la Mujer...y del Hombre

Mañana, como ya sabréis, se celebra el día de la Mujer Trabajadora, y no podía dejar pasar esta fecha sin hacer alusión a ella, y como soy la única representante femenina de este blog he pensado que quién mejor que yo para reivindicar, una vez más, un derecho. Un derecho, que no es otro, que el poder elegir, el poder decidir sobre nosotras sin ningún intermediario, el poder tener acceso a la cultura y a la educación, al reconocimiento de nuestros méritos, de nuestro trabajo dentro y fuera del hogar. Pero sobre todo, tenemos derecho a que se nos respete, a que se nos trate con tolerancia y comprensión. Hemos recorrido un gran camino desde que Lisístrata, en la antigua Grecia, iniciara una huelga sexual para que sus hombres desistieran de seguir guerreando, o de aquellas mujeres que convocaron las primeras huelgas durante la Revolución Industrial, o de las francesas que salieron a la calle reivindicando el sufragio universal. Si, ha pasado demasiado tiempo, y a pesar de ello, seguimos luchando, seguimos gritando que queremos lo que es nuestro. Quizá, durante todo este periplo no ha quedado lo suficientemente claro lo que queremos. Quizá, el problema es la falta de entendimiento, que no sabemos explicar con claridad cuales son nuestros objetivos, nuestras ansias, nuestros deseos y anhelos. Quiero pensar que es esto o algo parecido, por que sino no alcanzo a comprender la dificultad para que la sociedad no alcance a entendernos. Y fijaros bien que digo sociedad, y no me refiero en ningún caso a los hombres. Por que sé que muchos de vosotros sois fieles a nuestra causa, como también sé que tenemos al enemigo en casa, que hay mujeres que siguen pensando que el patriarcado es la única forma de vida válida, que claman al cielo cuando ven como sus congéneres salen a la calle enarbolando banderas de libertad. Por que al fin, eso es lo único que se busca tras esta guerra: libertad, igualdad, y que todos y que cada uno escojan bajo su buen juicio lo que quieran hacer con sus vidas. No quiero convertir estas palabras en piedras arrojadizas contra el otro bando, por que yo, jamás los he visto como contrincantes, ni como enemigos a los que haya que combatir. Supongo que miro al prójimo como me gusta que me vean a mi, con mis errores, con mis fallos y con esas escasas virtudes que son el compendio de cada uno de nosotros. Os miro a todos y pienso en mañana, en ese 8 de marzo, que se ha convertido en nuestra seña de identidad, y por más que miro y pienso sigue sin gustarme esa idea, por eso debo de ser de las pocas mujeres que no lo celebraran. No puedo. No puedo marcar en el calendario una fecha que sólo me transmite tristeza y dolor, que me recuerda a todas las víctimas que hay cada día, que hay cada mes en cualquier parte del mundo. No quiero celebrar el Día de La Mujer, mientras haya muertes, violaciones y discriminación. No debo. Sin embargo, seguiré luchando desde esta esquinita del mundo, y si el año que viene termina la lucha, ahí estaré para celebrarlo.

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