Estos días nuestro gobierno decidió que era de vital importancia nuestra participación en el conflicto libio, siguiendo las directrices que marca la ONU y demás instituciones a las que debemos pleitesia. Algo muy importante se está cocinando, además del ya recurrente interés por el petróleo que es de sobra conocido por todos, para montar una guerra a este nivel. Obviamente, nadie está pensando en la seguridad de los civiles, sino no hubiesen permitido que este señor malgobernase este país tanto tiempo. Supongo que tendremos que esperar al menos una década para descubrir las verdaderas intenciones de estes que convertimos en dioses cuando les concedemos nuestro voto. Y mientras nos sentamos comodamente en nuestros sofás a hacer elucubraciones, mientras nos devanamos los sesos intentando resolver estos acertijos, siempre podemos echar mano de situaciones parecidas, ocurridas en un pasado no muy lejano.
Hace veinte años comenzó el conflicto en los Balcanes, y a pesar de que las fuerzas de la ONU no intervinieron directamente hasta la recta final de esta guerra, lo que si que es cierto es que tomaron partido al estipular un bloqueo contra Croacia, ya que Serbia era por aquel entonces un aliado de las grandes potencias europeas. Flotas de todas las naciones, incluida la séptima flota estadounidense, cerraron la entrada del Adriático, con el fin de apoyar al país amigo al que le estaba llegando el agua al cuello.
Es en este momento, como en cualquier otra guerra, donde esos mal llamados señores de la guerra entran en juego. En este caso fue Jacques Monsieur, un belga afincado en Francia, el encargado de llevar la mercancía al país embargado. A mi siempre me asaltó la duda de saber como se las ingeniaban para lograr su fin, siempre pensé que alguien desde dentro tenía que ayudarles, y que no pueden ser simples soldados los que untados adecuadamente hiciesen la vista gorda. Algo me decía que alguien en las altas esferas participaba de estos hechos, para que estes hombres puedan hacer su trabajo con cierta impunidad.
Y no estaba equivocada.
Por aquel entonces, en Francia presidia Miterrand, y ahora tras tantos años, parte de aquel gobierno se ha ido de la lengua, aunque jamás reconozcan su participación en lo que os voy a contar a continuación.
Nada más estallar la guerra, en el sur de Francia un simple vendedor de coches recibe la visita del servicio secreto francés. Sabían que uno de sus progenitores era croata y debido a los avatares del destino, era amigo íntimo del presidente croata. En aquella reunión le pidieron que se pusiese en contacto con él, porque era de vital importancia saltarse el bloqueo al que se estaba sometiendo a Croacia, y él con sus contactos debía de ayudarles. Uno de los testigos esenciales de aquello fue el embajador francés en Croacia durante aquella época, que veía como aquel pueblo que no tenía ni ejército, en poco tiempo, contaba hasta con aviones y armas de última generación. Jamás informó a sus superiores porque inteligentemente dio por hecho que ya lo sabían. La pregunta a continuación sería: ¿Por qué Francia acepta la decisión de la ONU para luego desobedecerla? Un coronel francés argumenta que tras comprobar la situación de indefensión del pueblo croata, decidieron tomar partido. Pero claro, no podían hacerlo a ojos del mundo cuando hacía bien poco habían apoyado las decisiones de la ONU. Lo siguiente fue ponerse en contacto con Jacques Monsieur para que les hiciese el trabajo sucio. Se fletaban barcos de banderas extranjeras, que siempre salían de un puerto holandés, y que tenían como fin de trayecto un país africano. Aquellos barcos nunca llegaban a África, se desviaban hasta el puerto de Haifa en Israel, donde se hacía el transbordo de la mercancía a otro barco para poder evitar así cualquier tipo de rastreo. Luego desde Haifa ponían rumbo a Croacia, y se saltaban con total impunidad el bloqueo del Adriático. Llegados a este punto, comienzo a sospechar que no solo Francia está al tanto de la operación, más tarde la declaración del capitán de uno de aquellos barcos confirma totalmente mis sospechas. Es más, reconoce que dirigió varias de las entregas, que jamás ninguna de las fragatas se les acercó para hacer un registro, que es lo estipulado en caso de embargo, y además afirmaba en sus declaraciones, que en uno de los viajes, uno de los barcos que componían la séptima flota americana los escoltó hasta el mismo puerto. Pero como es obvio, de todas estas declaraciones no hay pruebas, sólo lo que el bueno del capitán quiso recordar de aquella época. Poco después, el armamento ilegal, llegaba también por vía aérea. De nuevo, el embajador francés, atestigua que la información que recibía a diario le ponía en conocimiento la llegada de varios aviones diarios, a pesar de que el aeropuerto estaba tomado por las fuerzas de la ONU. En cuanto el avión tomaba tierra, aquellos soldados tenían orden de girarse bajo pena de arresto, y prohibido hacer cualquier pregunta. En aquellos aviones, también llegaron los instructores militares. Aunque desde el Eliseo se desmiente cualquier participación de su ejército en el adiestramiento de soldados croatas, hay pruebas gráficas de que estuvieron allí, no sólo oficiales franceses sino también de otras nacionalidades, y que ellos fueron uno de los pilares imprescindibles para la organización de un ejército especializado del que Croacia carecía.
A pesar de todo esto, las fuerzas de ambos países jamás estuvieron igualadas, y tras el genocidio que estaba sufriendo el pueblo Bosnio, la ONU decide intervenir en el año 1995, y tras unos meses termina la guerra.
Sin embargo, yo me sigo preguntando sino hubiese resultado mucho más fácil, haber entrado desde un principio, defender a un pueblo inocente carente de todo tipo de defensa, haber evitado el genocidio y las masacres. Mientras, el resto del mundo afianzaba la idea de que en Yugoslavia no había nada que proteger, no hay petroleo, ni gas que puedan alterar nuestra economía del bienestar. Sin embargo, el envío de tropas, el bloqueo, el querer estar en primera línea de fuego tenía que responder a unos intereses ocultos, que escapaban a nuestro corto intelecto. Durante la guerra fría, se establecieron unas rutas para el comercio armamentístico ilegal, así era como se abastecía la antigua Unión Soviética y todos sus aliados. Uno de los asesores principales de Miterrand reconoció que además de conocer a estos señores de la guerra, también mantienen relaciones con ellos. Estas relaciones se basan en que para los gobiernos del primer mundo es muy difícil hacerse con información veraz de otros países, sin otro medio para conseguirla, se establece un acuerdo de mutua cooperación: ellos entregan la información deseada a cambio de que se haga la vista gorda en sus transacciones. He aquí que desde ese momento se establece el "gran negocio"; aprovechando esas rutas de tráfico de armas, comienza a introducirse en Europa los mayores alijos de heroína de todos los tiempos. Y que casualidad, que la puerta de entrada a Europa, sea la antigua Yugoslavia.
Hace veinte años comenzó el conflicto en los Balcanes, y a pesar de que las fuerzas de la ONU no intervinieron directamente hasta la recta final de esta guerra, lo que si que es cierto es que tomaron partido al estipular un bloqueo contra Croacia, ya que Serbia era por aquel entonces un aliado de las grandes potencias europeas. Flotas de todas las naciones, incluida la séptima flota estadounidense, cerraron la entrada del Adriático, con el fin de apoyar al país amigo al que le estaba llegando el agua al cuello.
Es en este momento, como en cualquier otra guerra, donde esos mal llamados señores de la guerra entran en juego. En este caso fue Jacques Monsieur, un belga afincado en Francia, el encargado de llevar la mercancía al país embargado. A mi siempre me asaltó la duda de saber como se las ingeniaban para lograr su fin, siempre pensé que alguien desde dentro tenía que ayudarles, y que no pueden ser simples soldados los que untados adecuadamente hiciesen la vista gorda. Algo me decía que alguien en las altas esferas participaba de estos hechos, para que estes hombres puedan hacer su trabajo con cierta impunidad.
Y no estaba equivocada.
Por aquel entonces, en Francia presidia Miterrand, y ahora tras tantos años, parte de aquel gobierno se ha ido de la lengua, aunque jamás reconozcan su participación en lo que os voy a contar a continuación.
Nada más estallar la guerra, en el sur de Francia un simple vendedor de coches recibe la visita del servicio secreto francés. Sabían que uno de sus progenitores era croata y debido a los avatares del destino, era amigo íntimo del presidente croata. En aquella reunión le pidieron que se pusiese en contacto con él, porque era de vital importancia saltarse el bloqueo al que se estaba sometiendo a Croacia, y él con sus contactos debía de ayudarles. Uno de los testigos esenciales de aquello fue el embajador francés en Croacia durante aquella época, que veía como aquel pueblo que no tenía ni ejército, en poco tiempo, contaba hasta con aviones y armas de última generación. Jamás informó a sus superiores porque inteligentemente dio por hecho que ya lo sabían. La pregunta a continuación sería: ¿Por qué Francia acepta la decisión de la ONU para luego desobedecerla? Un coronel francés argumenta que tras comprobar la situación de indefensión del pueblo croata, decidieron tomar partido. Pero claro, no podían hacerlo a ojos del mundo cuando hacía bien poco habían apoyado las decisiones de la ONU. Lo siguiente fue ponerse en contacto con Jacques Monsieur para que les hiciese el trabajo sucio. Se fletaban barcos de banderas extranjeras, que siempre salían de un puerto holandés, y que tenían como fin de trayecto un país africano. Aquellos barcos nunca llegaban a África, se desviaban hasta el puerto de Haifa en Israel, donde se hacía el transbordo de la mercancía a otro barco para poder evitar así cualquier tipo de rastreo. Luego desde Haifa ponían rumbo a Croacia, y se saltaban con total impunidad el bloqueo del Adriático. Llegados a este punto, comienzo a sospechar que no solo Francia está al tanto de la operación, más tarde la declaración del capitán de uno de aquellos barcos confirma totalmente mis sospechas. Es más, reconoce que dirigió varias de las entregas, que jamás ninguna de las fragatas se les acercó para hacer un registro, que es lo estipulado en caso de embargo, y además afirmaba en sus declaraciones, que en uno de los viajes, uno de los barcos que componían la séptima flota americana los escoltó hasta el mismo puerto. Pero como es obvio, de todas estas declaraciones no hay pruebas, sólo lo que el bueno del capitán quiso recordar de aquella época. Poco después, el armamento ilegal, llegaba también por vía aérea. De nuevo, el embajador francés, atestigua que la información que recibía a diario le ponía en conocimiento la llegada de varios aviones diarios, a pesar de que el aeropuerto estaba tomado por las fuerzas de la ONU. En cuanto el avión tomaba tierra, aquellos soldados tenían orden de girarse bajo pena de arresto, y prohibido hacer cualquier pregunta. En aquellos aviones, también llegaron los instructores militares. Aunque desde el Eliseo se desmiente cualquier participación de su ejército en el adiestramiento de soldados croatas, hay pruebas gráficas de que estuvieron allí, no sólo oficiales franceses sino también de otras nacionalidades, y que ellos fueron uno de los pilares imprescindibles para la organización de un ejército especializado del que Croacia carecía.
A pesar de todo esto, las fuerzas de ambos países jamás estuvieron igualadas, y tras el genocidio que estaba sufriendo el pueblo Bosnio, la ONU decide intervenir en el año 1995, y tras unos meses termina la guerra.
Sin embargo, yo me sigo preguntando sino hubiese resultado mucho más fácil, haber entrado desde un principio, defender a un pueblo inocente carente de todo tipo de defensa, haber evitado el genocidio y las masacres. Mientras, el resto del mundo afianzaba la idea de que en Yugoslavia no había nada que proteger, no hay petroleo, ni gas que puedan alterar nuestra economía del bienestar. Sin embargo, el envío de tropas, el bloqueo, el querer estar en primera línea de fuego tenía que responder a unos intereses ocultos, que escapaban a nuestro corto intelecto. Durante la guerra fría, se establecieron unas rutas para el comercio armamentístico ilegal, así era como se abastecía la antigua Unión Soviética y todos sus aliados. Uno de los asesores principales de Miterrand reconoció que además de conocer a estos señores de la guerra, también mantienen relaciones con ellos. Estas relaciones se basan en que para los gobiernos del primer mundo es muy difícil hacerse con información veraz de otros países, sin otro medio para conseguirla, se establece un acuerdo de mutua cooperación: ellos entregan la información deseada a cambio de que se haga la vista gorda en sus transacciones. He aquí que desde ese momento se establece el "gran negocio"; aprovechando esas rutas de tráfico de armas, comienza a introducirse en Europa los mayores alijos de heroína de todos los tiempos. Y que casualidad, que la puerta de entrada a Europa, sea la antigua Yugoslavia.
1 comentario:
Bo artigo Finita :)
O ano da invasión a Afganistán,os talibans decidiron castigar aos sistemas financeiros.Queimaron todas as plantación da Amapola.A banca tiña que intervir,fixose a intervención militar de turno e....no 2010 recolleron a maior colleita de heroina da historia
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