
Hace unos días, un colega bloguero y una servidora, discutiamos sobre la posibilidad, de que ciertos estados de ánimo se contagien. Y por casualidad, como pasan todas las cosas buenas de esta vida, di con un blog llamado "Inteligencia Emocional"; en él, entre otros, escribe Elsa Punset, menos conocida que su padre pero no por ello menos capacitada. Hoy, en su blog, reflexionaba sobre algo curioso que le había sucedido en la feria del libro, que cada año transcurre durante la festividad de Sant Jordi. De caseta en caseta, y entre firma y firma, relata en su post, encontró tal cantidad de caracteres distintos entre los escritores, que como ella estampaban dedicatorias en sus últimas novelas, como libros expuestos. Parece algo obvio que todos tengamos un caracter distinto, pero, ¿ y nuestras emociones?, son intrínsicas como nuestro caracter, o por el contrario, las tomamos prestadas de quienes nos rodean. Elsa está convencida, y yo quiero estarlo, de que podemos contagiar nuestro estado de ánimo; y me siento esperanzada, a pesar de que, la tristeza, la melancolía y la desidia van en el mismo paquete. Por eso, desde esta esquinita del mundo os lanzo una gran sonrisa, ¡a ver a cuántos contagio!