miércoles, 16 de junio de 2010

Café Voyeur

Miro el reloj. Son las cuatro de la tarde. Desde la calle, a través de la cristalera, puedo ver como poco a poco el café va cobrando vida. Las mesas se llenan de gente que viene buscando una dosis de cafeína para despertar de la siesta, de este sábado bochornoso del mes de Junio.

Como siempre me gusta llegar puntual a mis citas, a pesar de los que dicen que diez minutos de retraso pueden ser tenidos en cuenta como un signo de distinción, no me gusta hacer esperar a la gente. Entro en el establecimiento y con una rápida mirada panorámica compruebo que mi interlocutor no opina lo mismo. Debe de ser un tipo muy distinguido.

Pido un café y tomo asiento en una de las mesas. La del fondo y más alejada de la barra, me coloco mirando a la puerta de entrada y tengo una visión completa de todo el local. He de reconocer que me gusta matar la soledad de estos momentos ejerciendo de improvisado "voyeur" en conversaciones ajenas. El sitio es perfecto.

A mi derecha una pareja de tortolitos se acarician suavemente las manos por debajo de la mesa mientras mantienen una conversación melindrosa, que no les lleva a ninguna parte. Parecen felices pero no me interesan, así que rápidamente desconecto de esa empalagosa frecuencia.

A mi izquierda, sentados sobre unos taburetes rodeando una de esas mesas altas que se sostienen en un solo pie, dos jóvenes parecen mantener una acalorada discusión. Parece interesante y oriento el radar hacia esa zona. Me cuesta entrar en el diálogo, parece que esta discusión ya viene de días atrás, pero poco a poco me empiezo a enterar.

Discuten sobre la matrícula del coche que uno de ellos se acaba de comprar. El número 1729 es muy aburrido, no me dice nada, no es interesante - le comenta el amigo al que parece ser el propietario del vehículo. Como que no - le responde este - no ves que lo he escogido a propósito al tratarse el 1729 del número más pequeño que puede expresarse como la suma de dos cubos positivos de dos maneras diferentes. Si eso no es interesante que baje Dios y lo vea.

Mientras acaba de mostrar sus argumentos a favor del número 1729 se le ilumina la cara, parece que acaba de descubrir un argumento irrefutable que aplacará la discusión y le hará derrotar a su oponente. Arranca una servilleta, saca un bolígrafo del bolsillo superior de su camisa y se pone a garabatear durante unos minutos como un loco. Lo ves - dice todo orgulloso - lo teníamos todo el tiempo delante de nuestras narices y no nos habíamos dado cuenta. No existen números aburridos, todos tienen alguna propiedad que los hace interesantes - le mostró al otro la servilleta y siguió hablando - supongamos que existieran números no interesantes, en ese subconjunto de números podríamos destacar al menor de los "números no interesantes" que adquiriría una propiedad única que lo haría dejar de ser un número aburrido, y esta situación se repetiría una y otra vez hasta que este conjunto se quedara vacío.

Durante unos instantes se quedaron en silencio. Parecía que no sabían de que hablar una vez agotada la discusión que los había mantenido entretenidos durante los últimos minutos. ¿Que opinas sobre los viajes en el tiempo? - le espetó de repente uno al otro. Pues que voy a opinar - contestó como si fuera una pregunta habitual que no le cogía por sorpresas - que no existen. Una demostración sencilla es la que aporta Stephen Hawking, que defiende que la ausencia de turistas del futuro es una clara evidencia de que los viajes en el tiempo no son posibles.

Por favor, no seas ridículo - dijo con aire ofensivo el iniciador de la conversación - un viajero en el tiempo no viajaría a un pasado determinado, sino a una copia de ese pasado, lo que sería un universo paralelo.

Ahí viene. Menos mal. Estaba empezando a volverme un poco loco con tanta teoría y contra teoría. Justo diez minutos tarde.

6 comentarios:

Serch dijo...

jaja, café voyeur, qué bueno... me quedaría un rato hablando con esos 2 chiflados :P

fini dijo...

Soy asquerosamente puntual, es uno de mis peores defectos; y a veces sufro en mis propias carnes esa tediosa espera de la que hablas, que en mi caso a veces suele ser hasta de una hora (es lo q tiene querer a los amigos!)

Quién necesita de un "Gran Hermano" si la verdad está ahí fuera...

Muy bueno:)

Iago dijo...

El matemático Srinivasa Aaiyangar Ramanujan estaba hospitalizado y su amigo y también matemático Hardy fue a visitarlo. Se desplazó hasta el hospital en taxi, y quizá para iniciar la conversación, dijo sin más preámbulos: "creo que el número de mi taxi era 1729. Me parece un número bastante aburrido". A lo que Ramanujan respondió: "¡No, Hardy! ¡No, Hardy! Es un número muy interesante, ya que es el menor que se puede expresar como suma de dos cubos de dos maneras distintas". (1729 es el llamado número de Hardy - Ramanujan, En efecto, 9^3 + 10^3 = 1^3 + 12^3 = 1729.)

Serch dijo...

vaya, realmente pensaba que la historia era verídica :P

fini dijo...

Cuánto erudito!!!!XD

Anónimo dijo...

-Que opinas de los viajes espaciales?
-Pero... es que hay otros

Muy bueno lo que leo llevaba tiempo sin entrar con esto de suspender exámenes
Un saludo

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