jueves, 24 de junio de 2010

De como conocí a Georges Courteline

Hoy ha llegado una chica nueva a la oficina. Al principio, la sección masculina de la empresa, estábamos muy ilusionados. Que asco de testosterona!!! Pero luego no resultó ser lo que esperábamos y hemos vuelto a concentrarnos en nuestro trabajo. Bueno, 'hemos', yo no. El caso es que 'la nueva' ha ocupado mi sitio y a mi me han trasladado a otra mesa, al fondo de la oficina y castigado contra la pared.

La pared del fondo de la oficina es de corcho y en ella están dispuestos como en un collage diferentes postales, fotos, artículos de periódico, pósters de congresos, etc. que la gente de la empresa va colgando cuando vuelve de un viaje o de unas conferencias. Actualmente la colección puede estar formada por más de trescientos elementos a lo largo de toda la pared. Ya llevo dos mañanas perdidas viajando entre postales de Lisboa, Vancouver, París o Estocolmo.

Pero lo que más me llama la atención es un sobre de azúcar, clavado con una chincheta, entre una postal de Australia y una felicitación de Navidad. Recuerdo que antes de ocupar yo este sitio, aquí se hospedaba otro trabajador que siempre renegaba de bajar al café de las doce por más que se le insistiera. Supongo que lo del azucarillo será una fina ironía perpetrada por alguno de los compañeros.

Digo lo de fina ironía, por ser un poco sutil, pero lo cierto es que después de leer el mensaje serigrafiado en el reverso del sobre la cosa queda bastante clara, y más que ironía resulta una putada. El sobre reza lo siguiente:

"El mundo se divide en dos clases: los que van al café y los que no lo frecuentan nunca. Son dos mentalidades completamente distintas y contrapuestas. Y los que van al café son infinitamente superiores."

Georges Courteline, siglo XIX.

Después de leer estas líneas me entra curiosidad por saber quien es este tal Courteline y lo busco en la wikipedia. Poeta, escritor satírico y dramaturgo, destacó en el terreno del aforismo y en la crítica irreverente de la burguesía francesa a la que el pertenecía. La cosa pinta bien. Curiosidad en aumento. Rebuscando un poco más encuentro otra página, sobre el escritor, en la que se resumen algunas de sus mejores frases. Me quedo con tres:
  • "Es mejor malograr la propia juventud que no hacer nada en ella"
  • "Propio es de todo hombre imbécil hacerse el astuto"
  • "Pasar por idiota a los ojos de un imbécil, es un deleite de exquisito buen gusto"

Desde hoy, me declaro muy fan de este tío.

2 comentarios:

fini dijo...

un hombre interesante este Courteline!:)

Serch dijo...

Sí señor, la verdad es que es un vicio inabarcable la filosofía. Mil formas de afrontar y valorar las situaciones del día a día.
No conocía al Courteline este, pero parece que no tenía problema por decir lo que se le pasaba por la cabeza.
Eso sí, yo creo que hay 3 clases de personas. Las que saben contar y las que no.

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