Salió de casa con las manos en los bolsillos, en su bolso encerró todos sus deseos, y los llevó a recorrer el mundo como había hecho tantas veces. El camino resultó pedregoso, y a cada paso que daba sus zapatillas golpeaban los cantos rodados, que no paraban de girar, como su cabeza. Ya no estaba, la verdad, es que todo se resumía en un bello sueño, porque jamás había estado.
Siguió paseando sin saber muy bien adonde la llevaba el sendero, pero le daba igual, tanto que no percibió que ya era primavera. La suave brisa deshojaba los árboles en flor, y teñía los márgenes, los pajarillos apuraban su faena, y las flores se retorcían al verla pasar.
Había sido todo un sueño, historia ficticia inventada en la soledad de su alcoba, pero a quién le importaba, el mundo seguía su curso, no hay nada que detenga su marcha. Vacía y rota de dolor se detuvo. Durante un breve instante comtempló todo aquello que la rodeaba, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver. No hay curas milagrosas para las enfermedades inventadas, y se dejó llevar, empujada por sus deseos que se revolvían dentro de aquel pedazo de tela como alma que lleva el diablo.
Suplicó a los dioses, entregó sus lágrimas a las estrellas, incluso ofreció su alma y su vida, pero fue en vano, nadie atendió sus súplicas. Y siguió caminando con sus deseos a cuestas, creyendo que al final del camino encontraría su sueño.
martes, 30 de marzo de 2010
lunes, 29 de marzo de 2010
Un día me encerré en una caja de cristal para que el viento no revolviese mi pelo, para que las gotas de lluvia no mojasen mi piel. Decidí no contagiarme de las risas, ni con los gritos ajenos. Acepté de buen grado el aislamiento perpetuo, pero ahora, la falta de aire embota mi mente. Mi corazón encarcelado hace tiempo que no late, ya no fluye sangre por mis venas, y mis lágrimas son ahora cristal fino, como la jaula donde vivo. Permanezco en perpetua penumbra porque el sol ya no sale por el este. Creo que el fin está cerca, hace días que el viento no sopla, y ya no hay nubes en el cielo. Ha llegado la hora. Desde el averno claman voces que requieren mi presencia, allá voy, es la única manera de terminar con mi condena.
Publicado por
fini
a las
15:49
martes, 23 de marzo de 2010
Aquellos maravillosos cerdos
Desde luego, no es fácil ser un cerdo egoísta.
Uno debe estar muy seguro de sí mismo, de lo que dice y de lo que hace. No se puede dudar nunca. Incluso en esos momentos en los que tras cinco minutos de discusión caes en la cuenta de tu error... hay que seguir. Antes se pierde una copa o lo que te quieran apostar que tu orgullo.
Siéntete cerdo. Lo eres. Mira que te duchas a diario y eres un auténtico cerdo egoísta. Vas con la razón por delante, a todas partes, sabes que es tuya y si no lo es, te da igual. Naciste gruñón y morirás gruñón. Disfrútalo. Mereces un hueco en nuestro blog.
Uno debe estar muy seguro de sí mismo, de lo que dice y de lo que hace. No se puede dudar nunca. Incluso en esos momentos en los que tras cinco minutos de discusión caes en la cuenta de tu error... hay que seguir. Antes se pierde una copa o lo que te quieran apostar que tu orgullo.
Siéntete cerdo. Lo eres. Mira que te duchas a diario y eres un auténtico cerdo egoísta. Vas con la razón por delante, a todas partes, sabes que es tuya y si no lo es, te da igual. Naciste gruñón y morirás gruñón. Disfrútalo. Mereces un hueco en nuestro blog.
Publicado por
Serch
a las
0:49
sábado, 20 de marzo de 2010
NO A LA LEY SINDE
Hoy la Red está de luto. Y los cerdos ególatras hacemos tañir nuestra campana en recuerdo de aquellos derechos que hoy mueren con la aprobación de esta ley. NO A LA LEY SINDE.
Publicado por
Iago
a las
10:30
martes, 2 de marzo de 2010
El Camino de Vuelta a Casa.
Un relato que escribí tiempo atrás. Inspirado por pensamientos que dedicaba a algún hipotético libro de terror jamás escrito, mientras volvía de camino a casa tras una agotadora jornada… Al final del relato, como siempre, me pierdo en mi particular revolución anti-sistema… simplemente, un poco de paciencia por favor :D . Ahí lo dejo.
El camino de vuelta a casa. Todos los días el mismo camino. Cuesta arriba, cuesta abajo… subir, bajar…, derecha, izquierda… cuarenta tortuosos minutos de aburrimiento infinito. Dos mil quinientos pasos para llegar de nuevo a casa. Siempre tan oscuro y tan silencioso… Incluso las pocas casas que hay a su orilla, parecen encontrarse a mil kilómetros de distancia. Sombras recortadas en las ventanas parecen decirme adiós con la mano, pero sé que no lo hacen; ni siquiera saben que estoy aquí.
El camino de vuelta a casa. Todos los días el mismo camino. Cuesta arriba, cuesta abajo… subir, bajar…, derecha, izquierda… cuarenta tortuosos minutos de aburrimiento infinito. Dos mil quinientos pasos para llegar de nuevo a casa. Siempre tan oscuro y tan silencioso… Incluso las pocas casas que hay a su orilla, parecen encontrarse a mil kilómetros de distancia. Sombras recortadas en las ventanas parecen decirme adiós con la mano, pero sé que no lo hacen; ni siquiera saben que estoy aquí.
Publicado por
Serch
a las
14:16
lunes, 1 de marzo de 2010
El sentido de la vida
Definitivamente la madurez intelectual me ha llegado. No quiero decir que me haya llegado más tarde que a los demás seres pseudointelegentes y coetáneos, sino a que no he sido capaz de comprender muchas cosas de mi vida hasta recientemente.
Es increíble como pequeños hechos cotidianos y a pesar de hecho maravillosamente extraordinarios nos pasan por el lado sin que les prestemos la verdadera implicación que conllevan. No hablaré de ellos porque es cada uno el que debe darse cuenta en la medida que le permita su forma de ser.
Así creo haber descubierto el verdadero sentido de mi vida. Durante años me a fascinado la vida, la evolución y toda la rama científica que estudia nuestra historia a través del tiempo geológico, y me preguntaba que sentido tenía todo esto. Adónde nos llevaba esta sucesión de oportunas locuras. Hacia dónde carajo se dirige todo esto. Pero como os he dicho, recientemente todo ha cobrado un nuevo sentido, y ya no me siento perdido al pensar porque estamos aquí, ahora me siento vacío porque todavía no he completado aquello para lo que yo estoy en este mundo.
¿Por qué estás tu aquí?
Es increíble como pequeños hechos cotidianos y a pesar de hecho maravillosamente extraordinarios nos pasan por el lado sin que les prestemos la verdadera implicación que conllevan. No hablaré de ellos porque es cada uno el que debe darse cuenta en la medida que le permita su forma de ser.
Así creo haber descubierto el verdadero sentido de mi vida. Durante años me a fascinado la vida, la evolución y toda la rama científica que estudia nuestra historia a través del tiempo geológico, y me preguntaba que sentido tenía todo esto. Adónde nos llevaba esta sucesión de oportunas locuras. Hacia dónde carajo se dirige todo esto. Pero como os he dicho, recientemente todo ha cobrado un nuevo sentido, y ya no me siento perdido al pensar porque estamos aquí, ahora me siento vacío porque todavía no he completado aquello para lo que yo estoy en este mundo.
¿Por qué estás tu aquí?
Publicado por
Sam
a las
13:04