lunes, 25 de octubre de 2010

Un monstruo... ¿extraterrestre?

A sus pies se extendía un nuevo mundo, en apariencia indomable. Cualquier convicción anterior que en él hubiera podido perdurar, fue aplastada por el desproporcionado peso de una realidad crecientemente hostil.

Según había podido comprender, todo lo que conocía, aquella enorme roca que recorría el espacio a unos treinta kilómetros por segundo y que albergaba toda forma de vida, no era más que una manzana en un cesto, olvidada, que amenazaba con pudrir mientras era devorada por el más insaciable y monstruoso de los gusanos: el dinero.

Al parecer, aquel dinero, en principio, creado por un hombre con grandes aspiraciones divinas, tomó vida propia. Creció imparable a la vez que, amaestrado por la avaricia y la falta de escrúpulos, desarrolló una perversa inteligencia. Manipulaba a su creador haciéndose ver manso, mientras que a sus espaldas se alimentaba  de otros hombres. Daba poder a unos pocos para poderse comer al resto... el dinero era feliz. Eran tiempos dorados, un pasado mejor...

El dinero era como una nube que se dejaba arrastrar por el viento hacia donde este dictase. Hoy aquí, mañana allí. Un nuevo ciclo económico comienza en una nueva región, la anterior ya ha sido digerida. La nube da paso al huracán y después la calma; la calma y la muerte. Un desolado páramo; tranquilidad, al fin.

Así se le figuró el mundo en aquel instante... un monstruo imparable apurando los últimos mordiscos de una pequeña manzana podrida.

Se dice que si introducimos una determinada especie animal en un nuevo hábitat, un hábitat en el que ésta pueda adaptarse, reproducirse, si cabe en grandes cantidades, podría crearse un desequilibrio en ese hábitat. La especie intrusiva proliferaría de forma alarmante, se alimentaría de otras especies, digamos, autóctonas del hábitat, e incluso podría llegar a extinguir a algunas de ellas.
Pues bien, creo que no es necesario explicar la comparación... esto está hecho y es imparable, tiene vida propia, ajena a cualquier deseo humano... ¿y ahora qué?

2 comentarios:

fini dijo...

Y yo me pregunto, de verdad no podemos acabar con esto, o es que no queremos?
Por otra parte, es condición humana ser nuestros propios lobos, con lo cuál tampoco necesitamos de ninguna especie foránea para terminar con nosotros, nos bastamos solitos!!!
Muy interesante tu post, demasiado como para discutirlo en esta página tan pequeña,jajaja.

Me alegro mucho de volver a verte por aquí:)

Serch dijo...

No creo que se pueda hacer nada... lo hablaba el otro día con Iago. El dinero tiene vida propia, por muy buena voluntad que haya de mejorar la situación, siempre va a haber otra tanta gente dispuesta a sacar provecho aunque tenga que pisotear a unos cuantos. Bueno, espero escribir de vez en cuando... aunque ya ves que mi inspiración es menos que nula.

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