Mañana, como ya sabréis, se celebra el día de la Mujer Trabajadora, y no podía dejar pasar esta fecha sin hacer alusión a ella, y como soy la única representante femenina de este blog he pensado que quién mejor que yo para reivindicar, una vez más, un derecho. Un derecho, que no es otro, que el poder elegir, el poder decidir sobre nosotras sin ningún intermediario, el poder tener acceso a la cultura y a la educación, al reconocimiento de nuestros méritos, de nuestro trabajo dentro y fuera del hogar. Pero sobre todo, tenemos derecho a que se nos respete, a que se nos trate con tolerancia y comprensión. Hemos recorrido un gran camino desde que Lisístrata, en la antigua Grecia, iniciara una huelga sexual para que sus hombres desistieran de seguir guerreando, o de aquellas mujeres que convocaron las primeras huelgas durante la Revolución Industrial, o de las francesas que salieron a la calle reivindicando el sufragio universal. Si, ha pasado demasiado tiempo, y a pesar de ello, seguimos luchando, seguimos gritando que queremos lo que es nuestro. Quizá, durante todo este periplo no ha quedado lo suficientemente claro lo que queremos. Quizá, el problema es la falta de entendimiento, que no sabemos explicar con claridad cuales son nuestros objetivos, nuestras ansias, nuestros deseos y anhelos. Quiero pensar que es esto o algo parecido, por que sino no alcanzo a comprender la dificultad para que la sociedad no alcance a entendernos. Y fijaros bien que digo sociedad, y no me refiero en ningún caso a los hombres. Por que sé que muchos de vosotros sois fieles a nuestra causa, como también sé que tenemos al enemigo en casa, que hay mujeres que siguen pensando que el patriarcado es la única forma de vida válida, que claman al cielo cuando ven como sus congéneres salen a la calle enarbolando banderas de libertad. Por que al fin, eso es lo único que se busca tras esta guerra: libertad, igualdad, y que todos y que cada uno escojan bajo su buen juicio lo que quieran hacer con sus vidas. No quiero convertir estas palabras en piedras arrojadizas contra el otro bando, por que yo, jamás los he visto como contrincantes, ni como enemigos a los que haya que combatir. Supongo que miro al prójimo como me gusta que me vean a mi, con mis errores, con mis fallos y con esas escasas virtudes que son el compendio de cada uno de nosotros. Os miro a todos y pienso en mañana, en ese 8 de marzo, que se ha convertido en nuestra seña de identidad, y por más que miro y pienso sigue sin gustarme esa idea, por eso debo de ser de las pocas mujeres que no lo celebraran. No puedo. No puedo marcar en el calendario una fecha que sólo me transmite tristeza y dolor, que me recuerda a todas las víctimas que hay cada día, que hay cada mes en cualquier parte del mundo. No quiero celebrar el Día de La Mujer, mientras haya muertes, violaciones y discriminación. No debo. Sin embargo, seguiré luchando desde esta esquinita del mundo, y si el año que viene termina la lucha, ahí estaré para celebrarlo.
2 comentarios:
Yo vengo de un matriarcado, del de mi abuela, mi madre, mi tía. Espero que lo continúe mi hermana.
Y si algún día tengo hijos o hijas, me encantaría educarlos en la convivencia, en el respeto y en la tolerancia.
No creo mucho en la igualdad en cierto modo.
Las diferencias (sin tocar a los derechos y deberes humanos)están, existen y son y NO SON MALAS, SÓLO DEBEMOS APRENDER A ACEPTARLAS; no solamente las que existen entre mujeres y hombres, sino las que existen entre una mujer y otra, las que existen entre unos hombres y otros. Incluso las que se producen en nosotros/as mismos/as a lo largo de los años.
Y totalmente de acuerdo: es muy triste que en el 2011 tenga que seguir existiendo un día de la mujer; cuando se es mujer y trabajadora a lo largo de toda una vida.
Un beso FINI
Y en este mundo de palabras, cada palabra es un mundo.
Gracias por sumarte,
un beso para ti también.
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