No podría decir que no me gustan las cosas pequeñas. y sin embargo si lo digo no miento.
Y con pasmosa facilidad, un día más, me levanto, cafetera al fuego y a tirar millas. Guiado sin quererlo por las ataduras de la vida diaria. Buscando en cada respiro la salida de esta triste carrera.
Y no quieres, no lo haces. Y a pesar de eso, en la más infinita pequeñez, la ecuación sin ti también funciona igual de bien. No se inmuta.
Por eso de vez en cuando es bueno tomar un tiempo para uno mismo y examinarse a conciencia. Porque siempre se puede ser mejor.
Y sin embargo, a veces la pesadumbre asola alguna oscura habitación.
Y como las mariposas, en vez de volar recto, lo hacen con su habitual parsimonia helicoidal.
Y así, cada uno de nosotros con nuestro vuelo incoherente, heredaremos aquellos actos de nuestro pasado, para arrepentirnos de lo que no hemos hecho. Y a pesar de ello seguiremos revolcándonos en la misma mierda, porque así somos, y porque la vida está hecha de pequeñas cosas.
Y para rematar, una frase de un filósofo local, sumido en el anonimato, y al que ahora hago un pequeño homenaje, que dijo así, "a ribera no caer; y si caer, agua llevar, agua traer", que gran verdad.