martes, 19 de enero de 2010

La Red. (1)



Atmósfera: http://www.youtube.com/watch?v=fpWNimba344

CAPÍTULO 1

LUNES

Cuando se despertó pensó, sin saber por qué, que aquel lunes iba a ser un día para olvidar. Y tal vez hubiese hecho bien en fiarse de su instinto. Pero en lugar de eso, como todos los días, como todos los hombres y mujeres de su ciudad, se levantó y se dirigió con desgana hacia el espejo del baño.
Allí no estaba la solución, claro. Las ojos hinchados, las incipientes arrugas, las primeras canas, daban a su rostro el aspecto de un mapa; un recorrido por todos y cada uno de los momentos duros que habían forjado su camino. La ducha mejoró un poco su malestar, y posiblemente el frío al salir de ella le hizo olvidar sus opiniones iniciales respecto a un lunes que, al fin y al cabo, tenía muchas posibilidades de ser tan normal como cualquier otro.
Trabajaba en una fábrica. En La Fábrica, si somos realistas, dado que no había otra ni cabía la posibilidad de trabajar en otro sitio.
La ciudad se había convertido con el paso de los años en un inmensa instalación que incluía naves, hangares y laboratorios, ocupando lo que antaño fuera el centro de la urbe. Las viviendas habían sido trasladadas kilómetros hacia las afueras, haciendo espacio a un creciente monstruo gris, en cuyo corazón se situaba el procesador. Bajo esta tenebrosa denominación se conocía al edificio más grande de cuantos haya construido el hombre, ocupado por pisos y pisos de chips procesadores, que de forma autónoma controlaba el devenir del planeta en su totalidad. Desde sus entrañas surgían decisiones que gestionaban las Bolsas internacionales, las producciones de alimentos asignadas a cada zona del planeta, o el número de nacimientos necesarios en el año siguiente. Puesto que no quedaban gobiernos, ni países, ni fronteras, ni nadie que tuviese la capacidad de administrar un planeta en el que convivían 18000 millones de personas.

Todo había comenzado con el auge industrial de los grandes países asiáticos, que condujo a un aumento de calidad de vida en los mismos, y un subsiguiente aumento de la población. Pero todo fue temporal. La crisis alimentaria que sobrevino con el agotamiento de los recursos derivados del petróleo condujo a una cruenta guerra, cuyo campo de batalla fue la Red. Millones de transacciones diarias a través de la misma, millones de comunicaciones, de órdenes circulaban por el hiperespacio dirigiendo tropas, misiles o aviones. Los países industrializados luchaban por obtener mejores recursos técnicos en el campo de la informática, mejores servidores y procesadores más rápidos, lo mismo que ocurría en la 2ª Guerra Mundial con la mejora en aeronáutica o armamento balístico.

Y cuando las cosas parecían ir peor, cuando Gobiernos enteros caían derrocados y millones de personas vagaban por las calles saqueando y asesinando, la Red tomó el control.
Así que cuando él se dirigía a la fábrica, no hacía sino lo que  la mayoría de personas que convivían con él en la Tierra: acudir a su puesto de trabajo, al servicio de la Red.

Tomó el metro que le llevaba directamente a la puerta de la fábrica de componentes, pasando por debajo de cientos de metros de galerías excavadas y edificios enterrados en el subsuelo de su ciudad. Las caras a su alrededor reflejaban lo mismo que el espejo le había mostrado hacía minutos. La monotonía, la rutina diaria de levantarse, ocupar un puesto de control de procesos o calidad, introducir datos en su ordenador durante horas, y recorrer el camino de la mañana en sentido opuesto. Tras bajarse, pasó su mano por el identificador de la puerta, tomó un elevador directo a su sector, enclavado en una masa cúbica de hormigón y acero, y ocupó su puesto en una cadena de selección de ventiladores para CPU's.

Un trabajo como el suyo estaba bien considerado en la estructura laboral de la Red. Ella se encargaba de hacer un examen psicológico y de aptitudes físicas a cada persona que se incorporaba a su servicio, trámite inevitable cumplidos los catorce años. Desde una perspectiva aséptica, comenzando desde el rango más bajo, la Red destinaba a personas agresivas, conflictivas o de intelecto inferior, a un duro trabajo en las demoliciones y excavaciones necesarias para la ampliación de sus infraestructuras, en largas jornadas que minaban su secreción de adrenalina, vigilados por el otro extremo de la cadena. En ésta se hallaban los Supervisores. Mentes frías, calculadoras y enérgicas eran los hijos predilectos de la Red. Y cumplían con su labor con diligencia, casi disfrutando, eliminando los eslabones débiles del sistema, habida cuenta de que eran los únicos a los que Ella permitía unirse en pareja y engendrar descendencia.

Pero nuestro hombre podía decirse afortunado, dado que gozaba de un día libre por semana, en el que podía incluso abandonar su vivienda y gozar de algo de aire puro en el campo. Sólo debía prestar su atención a la cinta transportadora que pasaba ante él durante doce horas de lunes a sábado, y el resto del tiempo era libre.

Sin embargo, aquel lunes, y a falta de hora y media para el final de la jornada, algo ocurrió. Por los altavoces de la instalación surgió la voz de un Supervisor que ordenó detener la producción de inmediato, y a los trabajadores regresar a sus viviendas hasta nuevo aviso. Todos se miraron con caras de pavor. Nunca había sucedido nada así. Pero era la orden de un Supervisor, y, una hora antes de lo acostumbrado, todos se encontraban en sus edificios, observando atentos en las pantallas de sus ordenadores a una mujer rubia en un traje negro informándoles que la Red había fallado.




6 comentarios:

Serch dijo...

Crees que Copérnico escribió lo que sabía de astronomía a petición popular??
Si te cunde escribirlo, escríbelo, además, quién va a gobernar ahora que la Red se había caído??? Habrán hecho un gigantesco backup de datos de controlar humanos para un caso como este???
Se volverán locas las máquinas y comenzarán a atacar los principales núcleos de población???
Qué comen los hombres del futuro???
jaja, venga venga

Sam dijo...

iago, es bestial, tienes que seguir escribiendola...

como critica constructiva que espero que vosotros tambien hagais con mis cosas, le pondria especial atencion a algun parrafo, con sentencias demasiado largas, muchas comas y eso, pero es de noche e igual no lo lei muy bien, de todas formas me parece un relato digno de iniciar un libro, y no una serie de relatos cortos en un blog

Serch dijo...

jajaja, buen comentario Sam!, hay que apollarse a muerte.
Pero quiero decir algo.
Me parece la forma más digna del mundo escribirla en el blog. Este blog va a hacer historia Sam xD, así que venga jaja, a darle caña al coco!!!!!! :D
Libro por capítulos!

Serch dijo...

Por cierto, pongo la etiqueta "relatos" como nueva categoría, que creo que lo merece.

Martín dijo...

Muy bueno Yago. Tengo q chapar dos o tres horas y madrugar mañana y me acabas de sacar durante un ratillo de mi misirable existencia. Espero encontrarme pronto con el siguiente capítulo.
Sam tiene razón en su comentario tómalo en cuento y esto será bestial q va por muy buen camino. NO creo q pueda escribir más q comentarios

Serch dijo...

Hostia Martín. Wellcome to the Blog!!
jaja, suerte con los exámenes tío!!

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