sábado, 20 de noviembre de 2010

Volviendo a casa, un día más.

Camina, exhausto, de vuelta a su casa. Como un autómata, gira calle tras calle y esquiva a la gente. La noche fue larga, poco sueño, mucho trabajo, varios cafés... la tormenta golpeando los cristales.
Mientras estas ideas cruzan su cabeza, nota que desde hace rato no es consciente de sus movimientos. Su mente, a la espera de un descanso que no llega, parece haber parado las máquinas y dejado en funcionamiento solo lo esencial.
Nuestro incauto ojeroso, en un acto de desdén, cabeza gacha y manos en el bolsillo de la gabardina, decide encomendarse a tres millones de años de evolución y continuar su camino casi dormitando.

Solo necesita descansar, llegar y apagar las máquinas, por suerte, es fin de semana. Pero antes, solo una cosa, entre tanto trabajo, esfuerzo y voluntad, entre las espinas una rosa. El viajero se ve a sí mismo lleno de rasguños, con sus ropas hechas jirones, falto de fuerzas. Camina entre las zarzas y se pincha, tropieza con piedras que lo derriban, pero siempre se levanta y nunca flaquea su voluntad. Día tras día camina descalzo sobre clavos ardiendo y aún así se considera el único hombre afortunado. Siempre da lo máximo y vuelve exhausto a casa, deseando tomar una pequeña siesta, pero antes, solo una cosa, lo que hace que todo merezca la pena, antes quiere verte sonreír. Sí, a ti. Quiere ver tu sonrisa, acariciarte y rozar tus labios con los suyos. Quiere ver esa sonrisa que le transmite serenidad, fuerza, valor. Esa sonrisa que hace que su pecho dé un brinco cada vez que cierra los ojos y se la imagina.

Entre cavilaciones, continúa nuestro viajero su camino diario de vuelta a casa. Esboza una sonrisa, aprieta el paso... su encantadora rutina diaria.

3 comentarios:

fini dijo...

muy bonita, pero creo que es una visión un poco machista del asunto...y a nosotras quién nos sonríe. A esas personas que esperan en casa, sean hombres o mujeres, que no diferencian un martes de un domingo,que arrastran los pies de lunes a sábado, que trabajan en un turno sin horario limitado, quién les sonríe?

No quiero que pienses q quiero comenzar una guerra de sexos, nada más lejos...Al final, tod@s necesitamos lo mismo.

Un abrazo:)

Serch dijo...

no creas que es una historia machista, ni nada de otro tipo.
es una historia real, cercana, pero al final le di un aire impersonal por si alguien más se pudiese identificar con ella.

realmente, decir que es machista creo que es sacar punta a lo que no la tiene.

fini dijo...

lo siento si me he equivocado, pero fue la impresión que tuve :)

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