domingo, 5 de diciembre de 2010

El color de la vida

Hace años asistí a una exposición de pintura, que en verdad tenía una particularidad, y es que las obras allí expuestas correspondían a una escuela de pintura. Una vez terminé de revisar todas las pinturas, advertí que había varias iguales, pero en cambio todas eran diferentes. Me explico: era un bodegón, pero la textura, la luminosidad, y los colores que presentaban aquellas pinturas eran totalmente diferentes. Me acerqué a la organizadora del evento, que a la vez era la profesora de aquellos nuevos talentos, y le pregunté acerca de mi hallazgo. Ella, llena de sabiduría, me miró y me dijo: es lo normal. Me quedé estupefacta ante aquella respuesta, y aprovechando la amistad que nos une, le volví a preguntar y le pedí, dada mi torpeza, que se explayara un poco más para que yo pudiese entenderlo. A veces, me dijo, hay ciertas láminas que tienen  mayor éxito que otras, pero además los bodegones resultan ser fáciles para quienes comienzan su carrera como artistas. Por otro lado, que todos tengan colores diferentes...y le corté a media frase porque creía tener la respuesta. No saben mezclar los colores, solté toda llena de razón. Enseguida comprobé que estaba equivocada. El problema no radica ahí, es mucho más fácil, y es que cada persona tiene una percepción diferente de los colores, me contestó. A excepción de los daltónicos, que tienen un problema en la visión, los demás diferenciamos un amarillo de un verde, todos vemos un rojo, la diferencia estriba en que unos lo ven anaranjado, otros magenta, otros rubí....


Aún así, aquella explicación que no calmó mi curiosidad me hizo indagar un poco más en el tema, hasta que por fin di con la respuesta. La Teoría del Color viene a decir, que la culpa de todo la tiene nuestra retina. Dentro de ella existen unos receptores de la luz que luego a través de estímulos fotoeléctricos envían la información al cerebro, donde se decide que color estamos viendo. No todas las personas tenemos la misma cantidad de receptores, con lo cuál, a mayor nivel de ellos la apreciación cromática será más fiel a la realidad. Por lo tanto, habrá tantas interpretaciones de un color, como personas haya. Si a todo esto le unimos además, que los colores primarios van asociados a nuestra sensibilidad, que nuestro comportamiento varía dependiendo de si estamos ante colores cálidos o fríos, debería hacernos pensar por que escogemos un color u otro. Al hacerlo, inconscientemente, estamos plasmando parte de nuestro carácter.
BLANCO: Paz.
NEGRO: Sobriedad y elegancia. Aunque también es símbolo de lo impuro y lo maligno.
AMARILLO: Es el color más violento e impulsivo.
NARANJA:  Acogedor y cálido, tiene una cualidad dinámica muy positiva y energética.
ROJO: Es el color de la vitalidad, de la pasión y de la fuerza bruta.
AZUL:  Es la armonía, la felicidad y la fidelidad.
VERDE: Es el color de la calma indiferente: no transmite nada, ni felicidad, ni pasión, ni tristeza. Pero si evoca la esperanza de una vida renovada.
VIOLETA: Es la templanza, la lucidez y la reflexión. Representa todo lo místico y a veces también la introversión.
MARRÓN: Es el color de la masculinidad por excelencia. Representa la gravedad y el equilibrio. De todos ellos es el color más realista, quizá, por que nos recuerda a la tierra que pisamos.

Ahora, pararos un segundo a pensar, ¿cuál es vuestro color favorito? A mi, menos el amarillo y el azul me gustan todos.

6 comentarios:

Serch dijo...

Yo, en cuanto a que cada color represente uno u otro sentimiento, soy algo escéptico. Sin embargo, me parece lo más normal del mundo que dos pintores diferentes pinten "dos mismos cuadros diferentes". Supongo que es solo un ejemplo que has puesto, pero es lo que más me llama la atención.
El arte es la exteriorización de lo que siente una persona. En el caso de la pintura, no creo que sea culpa de la retina de cada uno su manera de pintar algo, ya que lo que pinta no es lo que ve, si no lo que interpreta, lo que siente.
Lo mismo que dos pianistas diferentes tocarán de diferente forma la misma obra de Mozart o de Liszt, tocando exactamente las mismas notas.
Creo que no le hay que buscar una explicación científica al tema, sino que cada uno tiene un mundo para sí y lo comparte con nosotros de una u otra forma (igual que nosotros mismos lo hacemos con el blog).
Esta singularidad del individuo, creo que es una de las cosas que hacen que la vida merezca la pena.
Bueno, que al final me estoy liando... mi color favorito era el azul, pero hace años que no lo pienso. En base a lo que has puesto... debería estar cambiándome de color :P , armonía...

fini dijo...

La verdad es que no buscaba una explicación científica, pero apareció...y creí que era un dato interesante, jejejee.
De todas maneras tienes razón en una cosa: la retina no es la culpable de todo. Tenemos infinidad de ejemplos en los grandes pintores: normalmente los cambios en sus pinturas coinciden con cambios en sus vidas: rupturas, felicidad, depresión, soledad...
Y es cierto que hacemos un montón de cosas sin pensar porque las hacemos, como escoger un color sobre otro. Entonces me asaltan más preguntas, por qué nacemos con caracteres distintos?, por qué varia la sensibilidad de una persona a otra? Por qué no somos capaces de hacer las mismas interpretaciones? Cuál es el punto de inflexión que marca la diferencia entre unos y otros?

Me acabo de pasar, cuánta filosofía para un domingo, jajaja.
Hasta otra:)

Serch dijo...

Pues yo creo que, la mayor parte de esas diferencias radican en la educación recibida. Cada zona, por término medio, tiene sus costumbres, sus diferencias en cuanto a idioma, tradiciones... lo que vienen a ser las diferentes culturas.
Dentro de cada cultura, y aún habiendo recibido educaciones iguales, dos sujetos podrían ser diferentes. Los otros factores que creo que intervienen pueden ser la inteligencia, o la forma en que el sujeto es capaz de interpretar el mundo. Las circunstancias sociales, el dinero, el tiempo que tiene el sujeto para dedicarse a conseguirlo o para dedicarlo a explorar su mundo interior. Y creo que poco más...

Pues en resumen, en mi opinión, las cosas que nos hacen verdes, blancos o azules son 4:
- cultura donde naces
- educación que recibes
- inteligencia
- dinero que tienes o no

Y si te fijas, estos 4 factores casi no dependen de nosotros mismos. Así que podemos dejarlo todo en manos de la diosa fortuna. Nadie elige quién es.

fini dijo...

Supongo que al hombre de hoy en día se le puede aplicar lo que tú dices, pero en cambio no al hombre prehistórico. Cuando comenzaron a salir de África y a expandirse 3 de los factores de los que tú hablas no existían. Y el nivel de inteligencia era muy inferior al nuestro debido al tamaño de su cerebro. Sin embargo algunos tuvieron la sensibilidad suficiente para plasmar su vida diaria en las cuevas, hay muestras de que cantaban y bailaban, tenían su propia música. Entonces digo yo que además de los factores externos debe de existir algún factor interno que también contribuya a que seamos diferentes. La pregunta es obvia ¿´cuál o cuales son esos factores?
Puede ser la genética, la mezcla aleatoria de genes que según proceda da uno u otro resultado. Y en este caso tendríamos el ejemplo de los hermanos, que bajo los mismos factores externos, dan un resultado diferente, a pesar de que también tienen unos genes iguales.

Creo que buscarle respuesta a esto, es más difícil de lo que parece:)

Serch dijo...

Sí, seguro que no hay una respuesta fácil, pero sin opiniones no habría debate, así que...

Precisamente esto lo hablaba hace unos días con Yagumen, preguntándonos de dónde habría salido la primera canción y luego el arte en general. Creo que para que esto fuese posible, allá por los albores del género humano, primero habría que cubrir ciertas necesidades básicas, digamos que habría que ir escalando la pirámide de Maslow versión prehistórica.

En primer lugar, los hombres de las cavernas deberían tener su sustento alimenticio asegurado y no verse acosados por peligros (tribus rivales, bestias salvajes...). Una vez cubiertas sus necesidades vitales, podrían permitirse el lujo de sentir, de tener necesidades de autorrealización, destacar en medio de la manada y de querer expresar estos sentimientos por algún medio tangible, por ejemplo arte rupestre, o canciones funerarias.

Desde mi punto de vista, debe haber unas condiciones previas al arte, además de las genéticas que mencionas, sin las cuales no sería posible.

Es un tema interesante.

Por cierto, los hermanos podrían tener 23 pares de cromosomas completamente diferentes, ya que heredan cada mitad de uno de los padres. En mi caso, mi hermano parece haberse llevado todos los buenos... jejeje.

fini dijo...

Pues yo no estoy muy segura de que deban darse esas condiciones previas. Pienso que hay algo que nos une a todos los humanos a través de los tiempos y de las diferentes culturas: nuestro ego. Aquellos primeros hombres nómadas, que salían a cazar todos los días, sabían que se jugaban la vida al hacerlo, y un buen día a uno se le ocurrió que aquella azaña era digna de ser relata. A falta de un lenguaje y una escritura, que mejor manera que la pintura. Y los cantos funerarios no son más que gritos y alaridos de dolor ante la pérdida de ese ser querido, al no entender que le ocurría. Hace poco se descubrió un osario en una de las cuevas de Atapuerca, en un pozo al final de la cueva. Parece tétrico, pero seguían considerándolos de la tribu, y los mantenían con ellos. Se supone que lo hacían en estos espacios porque al haber más profundidad dentro de la cueva, aquellos quejidos tomaban una forma armónica. Al cabo de un tiempo a otro se le ocurrió soplar dentro de un cuerno...y así sucesivamente hasta que se fueron inventando los primeros instrumentos. y claro, el ego, los llevó a perfeccionarlos para que su instrumento sonase mejor que el del vecino...

Creo que vamos a llenar el blog con esta discusión, jajajajajaja.
Me gusta hacerlo, es la manera más didáctica de aprender.

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