miércoles, 1 de diciembre de 2010
Il Mondo Cantabile
Gente; interesada, envidiosa, traidora... almas impías que arrastran la pena y el dolor entre quienes los rodean. La vida, un teatro de marionetas con ansias de humanidad, una ópera de aullidos, de famélicos alaridos al compás de una orquesta infernal.
Grotesca sinfonía en do menor, el menor de los males mayores. Os la dedico, a todos lo que un día me habéis hecho daño, gracias.
Clic para escuchar la música
La más patética de las sonatas, para el más patético de todos los escenarios.
Un do por el puñal que cargo en mi espalda.
Un si bemol por cada mentira...
Un manto de notas para cubrir los pedazos esparcidos de lo que un día fue.
La triste alegría que me deja el final de una canción.
Siempre estás aquí, para escucharme sin que te hable. Para decir todo lo que pienso. Para transformar una emoción en melodía.
A veces me dibujas, un mundo triste, un yermo de bondad, me arrebatas el alma y juegas con ella. Me muestras lo peor de la vida y no puedo evitar que me encante verlo. Somos dos esclavos de un mismo patrón.
Y aunque no puedo evitar dudar de casi todo, sé que continuarás dibujándome un mundo perfecto, a veces, en el que todo es posible, aterrador, otras, en las que su peso parezca aplastarnos.
Clic para escuchar la música
El dibujo perfecto que harás surgir de mis manos. Un dibujo invisible que nadie podrá mirar, pero que todos admirarán. Los muñecos podrán bailar sin el titiritero y los lobos volverán al bosque.
Si solo consiguiéramos tocar el corazón de uno de ellos, lo habríamos conseguido.
Publicado por
Serch
a las
17:50
2 comentarios:
No hay peor dolor que el de un alma herida, sin embargo, todos los "tropiezos" que tenemos a lo largo de nuestra vida han de servirnos para ver lo que realmente no queremos ser.
y perdonar, no digo olvidar, pero sería tan bueno que aprendiésemos a perdonar a los que nos hacen daño. Al menos a aquellos que nos hirieron sin pensar, sin querer. A los demás, a los que disfrutan haciendo daño, deberíamos de encerrarlos allá en la luna. La única esperanza que nos queda es poder reblandecer uno de esos corazones que aún no son de piedra.
Yo creo que es posible.
y sino, siempre quedará la música...
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